En 1908 se creó la empresa Ferrocarriles Nacionales de México con la participación de diferentes capitales, que en su mayoría eran extranjeros como: Ferrocarril Internacional, Interoceánico, Panamericano y el de Veracruz, con poco más del 50% de capital en poder del Gobierno Federal.
Durante la Revolución Mexicana , la red ferroviaria se vio muy afectada y con el surgimiento de nuevas modalidades de transporte como los autobuses y los aeroplanos, la constante intervención del Estado para evitar que se aumentaran las tarifas y los incrementos salariales provocaron la quiebra.
La quiebra puso en riesgo a la economía del país y el gobierno no podía intervenir de manera directa en la reorganización del sistema ferroviario.
Así, el 23 de junio de 1937 el Presidente de México Lázaro Cárdenas, en Palacio Nacional, con fundamento en la Ley de Expropiación de 1936 decretó la nacionalización de los Ferrocarriles Nacionales de México.
El 30 del mismo mes, Cárdenas ordenó, mediante la Ley de Secretarías y Departamentos de Estado, la creación del Departamento de Ferrocarriles Nacionales de México y casi un año más tarde, el 1 de mayo de 1938, se entregó la empresa a los trabajadores para que la administraran.