La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que la felicidad es una meta humana fundamental y solicita a los países miembros que se le dé "un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado del crecimiento económico que promueva la felicidad y el bienestar de todos los pueblos".
Los gobiernos y las organizaciones internacionales deben invertir en condiciones que favorezcan la felicidad mediante la defensa de los derechos humanos y la incorporación de las dimensiones de bienestar y medio ambiente en los marcos políticos, como los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La eficacia de los gobiernos en el mantenimiento de la paz y el orden social, así como en los ámbitos de la recaudación de impuestos, las instituciones jurídicas y la prestación de servicios públicos, está estrechamente relacionada con el promedio de satisfacción vital.
La Asamblea General de la ONU decretó en 2012 que el 20 de marzo se celebrase el Día Internacional de la Felicidad para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno. Además, reconoce la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos.
La resolución fue iniciada por Bután, un país que desde principios de la década de 1970 reconoce el valor de la felicidad nacional sobre el de los ingresos nacionales y que prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto. Fue, además, país anfitrión de una Reunión de alto nivel sobre "Felicidad y bienestar: definición de un nuevo paradigma económico" durante el sexagésimo sexto período de sesiones de la Asamblea General.