Una vez finalizada la Revolución Mexicana, decretada la Constitución de 1917 y siendo presidente Álvaro Obregón, el Gobierno de los Estados Unidos solicitó a México una compensación para los ciudadanos norteamericanos que perdieron propiedades en México en los años de la revolución y también por la estatización de la explotación petrolera del artículo 27 Constitucional.
Además, de manera muy estratégica el gobierno de los Estados Unidos no reconocía al Gobierno de Obregón, lo que dificultaba el desarrollo económico de México ante la falta de inversiones que se necesitaban y más aún después del conflicto que duró más de 10 años. Nuestro país necesitaba urgentemente inversión por ello, se inició una prolongada y tortuosa negociación para dar fin al conflicto a través de los Tratados de Bucareli.
Para lograr la firma de los tratados, Álvaro Obregón logró que la Suprema Corte dictaminara que no se afectaban las concesiones para explotar el petróleo otorgadas antes de 1917, ya que la aplicación del artículo 27 Constitucional no era retroactiva. Asimismo, el gobierno de México aceptó compensar a los norteamericanos que perdieron propiedades durante la Revolución.
Estos acuerdos no tenían validez ya que no fueron refrendados por los congresos de ambos países, sin embargo nuestro país cumplió con lo acordado y finalmente Obregón fue reconocido.