Este logro fue resultado del activismo de mujeres valientes que a través de varias décadas lucharon por este derecho.
Entre los eventos que permitieron que el gobierno reconociera la igualdad en la participación política de nuestro país, destaca la realización en 1923 del Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres, que contó con la asistencia de más de 100 delegadas de todos los estados del país. Entre ellas se encontraban las dirigentes feministas más importantes del momento como Luz Vera, Margarita Robles de Mendoza, Matilde Montoya, Columba Rivera y Julia Nava de Ruíz Sánchez.
En este congreso se decidió enviar al Congreso de la Unión una petición de igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres. La presión ejercida por este grupo de mujeres logró que el tema del sufragio femenino formara parte de la agenda de los partidos políticos.
Años más tarde, en la administración de Lázaro Cárdenas, se presentó iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la que se solicitaba el derecho a la mujer de votar y obtener cargos de elección popular. Dicha iniciativa fue aprobada por ambas Cámaras del Congreso, pero en la última fase del proceso legislativo no se hizo la declaratoria de Reforma Constitucional y esta reforma no se llevó a cabo.
La lucha no terminó, en abril de 1952, más de 20 mil mujeres se agruparon en el Parque 18 de marzo de la Ciudad de México, exigiendo al candidato presidencial Adolfo Ruíz Cortines que hiciera cumplir su gran promesa de incluir en la Constitución el derecho de las mexicanas a votar y ser electas.
El 17 de octubre de 1953, Adolfo Ruíz Cortines como presidente, publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto de la promulgación de las reformas constitucionales, otorgando a las mujeres el derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular.
En las elecciones del 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas acudieron por primera vez a las urnas a emitir su voto. En esa ocasión se elegía a diputados federales para la XLIII Legislatura.
Si bien las mujeres ya tenían el derecho del voto tuvieron que pasar más años para la postulación de mujeres a cargos federales. Las primeras mujeres que participaron en los sufragios fueron Aurora Jiménez el 4 de julio de 1954, primera diputada federal en la historia de México, por Baja California; María Lavalle Urbina, por Campeche, y Alicia Arellano Tapia por Sonora, primeras senadoras electas el 4 de julio de 1964, y Griselda Álvarez, gobernadora por Colima en 1979.