Nació el 27 de agosto de 1870 en Tepic, Nayarit, hijo de españoles establecidos en ese estado. La primaria la estudió en su ciudad natal. A la muerte de su padre, es enviado al Colegio de Padres Romanos en Michoacán. La preparatoria la cursó en el Seminario de Zamora y sólo estudió dos años de derecho, ya que tuvo que trabajar para el sostenimiento de la familia. Más tarde se va a Mazatlán donde comienza a escribir sus primeros artículos en el Correo de la Tarde.
En 1894 se traslada a la Ciudad de México en donde se dio a conocer con sus colaboraciones en la Revista Azul de Manuel Gutiérrez Nájera y comenzó a relacionarse con escritores como Luis G. Urbina, Rubén Darío y José Santos Chocano. Asimismo, trabajó en la redacción de los periódicos El Universal, El Nacional y El Mundo.
Además fue nombrado embajador de nuestro país en España y más tarde en el Uruguay.
En 1895 se publica su primera obra, la novela El Bachiller y su primeras poesías contenidas en un libro titulados Perlas negra y místicas. En 1902 se publicó un libro que reunía su poesía, relatos de viaje y ensayos el cual se llamó El éxodo y las flores del camino. Asimismo, fundó la Revista Moderna.
Su religiosidad la manifestó en títulos como Los jardines interiores (1905), En voz baja (1909), Serenidad (1914), Elevación (1917) y Plenitud (1918). En 1900, es mandado a la Exposición Universal de París, donde conoció a Verlaine y Wilde.
En 1901, conoce y se enamora de Ana Cecilia Luisa Dailliez, que fallecería el 7 de enero de 1912. Su muerte inspira su obra maestra fue “La amada inmóvil” publicada póstumamente.
El suicidio de su de su hermano Luis, también poeta lo marca con una profunda tristeza. Su religiosidad se manifiesta en Los jardines interiores (1905), En voz baja (1909), Serenidad (1914), Elevación (1917) y Plenitud (1918).
Amado Nervo falleció el 24 de mayo de 1919 en el Parque Hotel, en la ciudad de Montevideo, donde residía siendo Jefe de la Misión Diplomática de México en Uruguay. Tenía 48 años. Su funeral en México se realizó el 19 de noviembre, según las crónicas de la época mencionan que asistieron unas 300.000 personas. Además, se celebraron funerales en países como España, Brasil, Venezuela y Uruguay.