Después de que Agustín de Iturbide se proclamó Emperador, surgieron protestas en contra de este nombramiento, los liberales y republicanos comenzaron a luchar por los ideales de la independencia y rechazaron todas las implicaciones de la figura del emperador.
El General López de Santa Anna, que en ese entonces fungía como gobernador de Veracruz proclamó la República e inició una revuelta que fue apoyada por los generales Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria. Juntos lograron la abdicación de Iturbide el 19 de marzo de 1823.
Un mes después fue abolido el imperio y en mayo Agustín de Iturbide parte a Europa. Regresa a México para recuperar el poder en 1824 pero es aprehendido, encarcelado, juzgado y sentenciado a muerte por traición. El 19 de julio de 1824 fue fusilado.