Se dice que esta tradición surgió cuando un niño macehual, al no tener qué ofrendar a sus muertos, salió a “calaverear”, es decir, recolectar fruta, pan, comida y dulces para poner en la ofrenda.
En la época colonial, los niños acostumbraban a salir con una vela en una calavera de chilacayote haciendo oraciones y pidiendo apoyo.
En la época independiente las familias con recursos daban de calavera a sus sirvientes, un poco de dinero.
Actualmente “el pedir calaverita” se ha combinado con algunos elementos extranjeros, como los disfraces de personajes de terror.