La Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que la inteligencia artificial está cambiando el mundo rápidamente. Para los Pueblos Indígenas, esto representa tanto una oportunidad como un riesgo.
Aunque la IA puede apoyar la revitalización cultural, el empoderamiento de la juventud y hasta la adaptación al cambio climático, a menudo refuerza los prejuicios, la exclusión, y la tergiversación hacia las comunidades indígenas.
La mayoría de los modelos de la IA se desarrollan sin la participación Indígena, lo que conlleva el riesgo de un uso indebido de sus datos, conocimientos e identidades.
Además, la creación de centros de datos masivos en sus entornos también pueden afectar las tierras, los recursos naturales y los ecosistemas indígenas. Se trata de un nuevo problema que se suma a la ya existente barrera de acceso a las nuevas tecnologías, especialmente en zonas rurales, lo que reduce su participación en los procesos relacionados con la IA.
Para liberar todo el potencial de la IA, los Pueblos Indígenas deben ser reconocidos como titulares de derechos, co-creadores y tomadores de decisiones. La inclusión significativa, la soberanía sobre sus los datos y la innovación con base cultural son clave para garantizar que la IA empodere a sus comunidades, sin dejar a nadie atrás.
La ONU comparta algunos datos interesantes:
De acuerdo a las cifras de la ONU, existen alrededor de 476 millones de indígenas en más de 90 países miembros y representan poco más del 6% de la población mundial. Sin embargo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables representando el 15% de los más pobres.
Pese a sus diferencias culturales, los pueblos indígenas de todo el mundo comparten problemas comunes a la hora de proteger sus derechos como pueblos diferentes.
El 23 de diciembre de 1994 la Asamblea General proclamó el 9 de agosto como el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.