Jovita Idár nació el 7 de septiembre de 1885 en Laredo, Texas, frontera con México. Fue la segunda de ocho hijos en el seno de una familia que gozaba de algunos privilegios, ya que su padre, Nicasio Idár era el editor de un periódico local en español, La Crónica, y defensor de los derechos civiles.
Los biógrafos de Jovita Idár, aseguran que sus padres se dedicaron a luchar por los derechos civiles de los mexicanos-estadounidenses, por lo que ella, desde muy pequeña conoció las circunstancias tan desfavorables de la comunidad chicana.
Tenía la firme convicción de que la educación era la mejor herramienta para transformar la sociedad, ella siempre dijo: “Educa a una mujer y educarás a una familia”. Jovita fue una estudiante destacada, obtuvo varios premios por sus recitaciones de poesía. Se graduó como docente en el Holding Institute de Laredo, sin embargo su vida profesional no fue fácil ya que el colegio donde daba clases no contaba con los recursos básicos para la enseñanza.
Es importante mencionar que la comunidad afroamericana y la chicana contaban con una mala educación aún y cuando pagaban impuestos. Desde los 18 años se dedicó por completo a esta causa, con la decepción y consternación de comprobar las desigualdades que impedían que hubiera libros y material escolar para todos los alumnos.
Fue una época en que era muy común los actos descriminatorios contra la población de color y los mexicanos, la intimidación y los abusos contra los mexico-estadounidenses eran situaciones muy comunes y hablar español en público tampoco era recomendable.
Durante la Revolución Mexicana, Jovita se desempeñó como periodista, escribió junto a sus hermanos en La Crónica, periódico propiedad de su familia. Siguiendo la vocación de sus padres, Jovita comenzó a escribir bajo un pseudónimo que le permitiera denunciar la precariedad del sistema educativo y apoyó editorialmente la Revolución en México.
En 1911 Jovita se convirtió en la presidenta de la Liga Femenil Mexicanista, rama femenina del Primer Congreso Mexicano, que tenía como objetivo la educación de la población infantil mexicana. Esta organización buscó la ayuda de intelectuales para promover la educación bilingüe, la protección de los derechos civiles y laborales, y otras preocupaciones femeninas. La Liga Femenil Mexicanista evolucionó en una institución de caridad que, además de ayudar a los pobres con comida y ropa, tenía actividad política y cultural.
En 1913, durante la batalla de Nuevo Laredo de la Revolución Mexicana, cruzó la frontera. Allí colaboró como voluntaria con la Cruz Blanca, un grupo de atención médica similar a la Cruz Roja.
En 1914, Idár se convirtió en articulista del periódico El Progreso, cuya línea editorial hacía duras críticas al presidente Woodrow Wilson por enviar tropas a la frontera sur de Estados Unidos.
El gobierno destruyó las oficinas del periódico. Ese mismo año don Nicasio falleció y Jovita se convirtió en editora de La Crónica, medio desde el que siguió denunciando la situación de los mexicano-estadounidenses y los inmigrantes mexicanos.
En 1917 Idár contrajo matrimonio con Bartolo Juárez, que trabajaba como plomero y hojalatero, y la pareja se mudó a San Antonio, donde continuó desarrollando actividades altruistas para personas vulnerables de todas las edades, al mismo tiempo que editaba El Heraldo Cristiano, un periódico metodista.
Jovita Idár permaneció en San Antonio hasta su muerte, el 15 de junio de 1946, a causa de una hemorragia pulmonar. Tenía 60 años y su salud se había deteriorado rápidamente a causa de una tuberculosis.