Se desempeñó como político, militar que participó en la segunda etapa de la Revolución como jefe del Ejército Constitucionalista.
A Carranza se le considera como un gran militar y estratega. Fue uno de los personajes que fundaron las bases del actual Estado de Derecho que norma nuestro país.
Como presidente orientó sus esfuerzos para lograr la pacificación del país, ya que ni Zapata ni Villa habían depuesto las armas, pero vieron muy rebajado su poder; el primero fue asesinado en 1919, Villa decidió abandonar la lucha hasta 1920.
Carranza comenzó con la reconstrucción de las infraestructuras destruidas durante el movimiento revolucionario, promovió la reactivación de la economía e inició una con la reforma agraria repartiendo doscientas mil hectáreas de tierra.
Cuando estaba a punto de terminar su gestión nombró a un civil para que lo sucediera, por ello el general Álvaro Obregón se sintió traicionado y junto con los generales Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta proclamaron el Plan de Agua Prieta en que desconocían a Carranza.
Carranza se sintió amenazado y decidió mudar el gobierno a Veracruz, pero fue emboscado en Tlaxcalaltongo, Puebla y asesinado siendo presidente de México a manos de un grupo de hombres armados encabezado por Rodolfo Herrero.