Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Su nombre era Juana Inés de Asbaje y Ramírez y nació un 12 de noviembre de 1651 en San Miguel Nepantla.
Desde muy joven se interesó por la lectura, estudió en la biblioteca de su abuelo, ya que en su época la cultura y la educación formal eran negadas a las mujeres. Con apenas 14 años entró a la Corte al servicio de la virreina Doña Leonor Carreto donde se distinguió por su gran inteligencia y memoria.
A los 16 años ingresó por decisión propia al Convento de las Carmelitas Descalzas para poder dedicarse a los estudios. Sin embargo, hizo sus votos en la comunidad de las Jerónimas, llevando con ella el nombre religioso que tomó de la fundadora del convento de San José: Sor Inés de la Cruz. Ahí, dedicó la mayor parte de su tiempo al estudio de las ciencias exactas y a la poesía en su búsqueda de la libertad de la mujer.
Sus obras literarias están integradas por Romances, redondillas, décimas, glosas, sonetos, liras, ovillejos, silvas, villancicos, letras, autos sacramentales, loas, sainetes y prosas. Entre las que destacan:
Billetes y otros poemitas
Memorial a un juez
Hombres necios que acusáis
Dime vencedor rapaz
El divino Narciso
Los empeños de una casa y Amor es más laberinto.
Por otra parte, Sor Juana Inés de la Cruz dejó un gran legado sobre la cocina mexicana de esa época, no sólo fue religiosa, poeta, filósofa, también se distinguió por su pasión por la cocina. A quienes afirman que durante años recopiló un gran número de recetas que muestran la fusión de las culturas en la época novohispana. El recetario publicado cuenta con 37 recetas.
El 17 de abril de 1695, Sor Juana Inés de la Cruz falleció víctima de una epidemia de fiebre que invadió el convento de San Jerónimo.