Una vez que Francisco I. Madero se enteró de los enfrentamientos, se dirigió a Palacio Nacional donde nombró comandante militar de la plaza al general Victoriano Huerta que de inmediato se puso en contacto con los sublevados y se unió a ellos.
Durante los nueve días siguientes, llegó un gran número de soldados provenientes de diferentes regiones del país para sofocar la rebelión. La confusión se generalizó entre la población ya que la Ciudad era un polvorín, fallecieron muchos civiles y militares, los comercios cerraron y la comida escaseó.
La Decena Trágica termina el 18 de febrero con la aprehensión del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez por parte de Aureliano Blanquet y al día siguiente el Congreso acepta sus renuncias obligadas.
Pedro Lascuráin, Secretario de Relaciones Exteriores toma posesión del cargo, de inmediato nombra Secretario de Gobernación a Huerta para después renunciar a la presidencia dejando a Huerta como Presidente. El 22 de febrero son asesinados Madero y Pino Suárez.