La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mencionan que en el continente americano, el cáncer es la segunda causa más frecuente de morbilidad y mortalidad, después de las enfermedades cardiovasculares.
Estos organismos estiman que 4.2 millones de personas fueron diagnosticadas en 2022 y 1.4 millones murieron por cáncer.
Aproximadamente, el 54% de los nuevos casos de cáncer y el 45.1% de las muertes ocurren en personas de 69 años o más jóvenes, cuando se encuentran en lo mejor de sus vidas.
Asimismo, estiman que en el mundo se presentaron 19.9 millones de nuevos casos de cáncer y 10 millones de muertes por el mismo. La carga de este padecimiento se incrementará en 60% aproximadamente durante las próximas dos décadas, lo que afectará aún más a los sistemas de salud, a las personas y a las comunidades.
Se prevé que la carga mundial por cáncer aumente a unos 30 millones de nuevos casos para 2044, y el mayor crecimiento se producirá en países de ingresos bajos y medianos.
Si no se toman medidas para prevenir y controlar el cáncer, se prevé que el número de personas que serán diagnosticadas con cáncer aumentará en un 59.3%, lo que significa aproximadamente 6.7 millones de personas para 2045 en la Región de las Américas.
El cáncer puede prevenirse y controlarse implementando estrategias basadas en la prevención, tamizaje y detección temprana del cáncer, el tratamiento y cuidados paliativos. Los factores de riesgo más comunes para el cáncer son:
Algunos factores de riesgo específicos para el cáncer incluyen las infecciones crónicas por virus del papiloma humano (HPV) -para cáncer cervicouterino-, hepatitis B o C - para cáncer de hígado-, y H pylori -para cáncer de estómago.
De un tercio a la mitad de los casos de cáncer pueden prevenirse reduciendo la prevalencia de los factores de riesgo conocidos. El control del tabaco y la vacunación contra VPH son ejemplos claros de prevención.
La prevención primaria del cáncer se fortalece con la implementación de políticas públicas de regulación y políticas fiscales combinadas con actividades para cambiar el comportamiento individual y de la comunidad. Los mensajes de salud pública y la promoción de la salud deben presentar evidencia sobre factores de riesgo específicos.