Nació en Orizaba, Veracruz, sus padres fueron Tiburcio Gabilondo y Emilia Soler. Francisco Gabilondo Soler mostró desde muy niño un gran interés por aprender pero no gustaba asistir a la escuela, él prefería ir al campo o al bosque.
Le gustaban los idiomas y siempre fue curioso por el origen de las palabras. Tenía un oído extraordinario para asimilar voces de seres diferentes, él mismo decía que con los sonidos de la naturaleza y de los animales él podía hacer música.
Durante su niñez leía mucho los cuentos de Grimm, Andersen y Hauff. Además, a través de los libros de Verne y Salgari Leyendo conoció sus aventuras y también soñó con hacer viajes a mundos desconocidos.
De muy niño se enfrentó a la dolorosa pérdida de sus hermanos más pequeños, al el divorcio de sus padres, a una economía apretada, a vivir en internados y finalmente vivir con su padre y con su abuela a quién le debe su fantasía y el amor a la naturaleza. Años más tarde dedicaría muchas de sus canciones a su abuela y a su padre.
En su juventud, practicó la natación y el boxeo pero los abandonó al poco tiempo, también se inició como torero pero no soportaba el sufrimiento del toro y la afición le duró poco. Con el tiempo, se apasionó por la astronomía y la música, aprendió a tocar la pianola de oído, sus biógrafos aseguran que siempre le gustó ser autodidacta.
A los 17 años viaja a Nueva Orleans para estudiar la que se consideraba en ese entonces la carrera del futuro: Linotipia (es una máquina inventada por Ottmar Mergenthaler que mecaniza el proceso de composición de un texto para ser impreso), la cual nunca ejerció. Su estancia en Nueva Orleans lo introdujo de lleno en la música, quedó cautivado por el alma musical de esa ciudad, en donde el movimiento de jazz, junto con otros géneros que estaban en pleno apogeo, lo motivaron para su formación como compositor.
Cuando tenía 19 años decidió aprender música; pidió permiso para estudiar en la pianola de unos baños públicos de Orizaba en la que accionaba el mecanismo, se fijaba en dónde bajaban las teclas y ponía los dedos en ese lugar hasta que, a fuerza de practicar, dominó el teclado y se convirtió en pianista.
Inició su trayectoria tocando melodías de la época en bares y casas de citas, componiendo sus propias obras alrededor de 1930; entre ellas se encuentran tangos, danzones y fox-trots, uno de los cuales: Montecarlo, fue grabado en Nueva York por una banda estadounidense. Otras de sus canciones fueron Dorotea, Vengan turistas, Timoleón y Su majestad el chisme.
En 1928 ingresa como voluntario al Observatorio Nacional pero lo abandona por falta de recursos. Pero nunca abandona el deseo de conocer el Espacio sideral .
Al cumplir los 25 años comienza profesionalmente su carrera musical, interpretando temas de humor que eran de su inspiración. Sus vivencias de la niñez las plasmó en canciones infantiles.
A principios de 1934, cuando su trabajo musical festivo ya era reconocido, solicita una oportunidad a Emilio Azcárraga Vidaurreta quien aceptó y le sugirió escribir letra infantil para La Marcha de Zacatecas, pero Francisco consideró que era mejor arriesgarse con un número propio, mismo que le presentó a Otón Vélez, entonces gerente artístico de la XEW y quien finalmente le abre un espacio.
El 15 de octubre de ese año interpretó, únicamente con voz y piano, sus temas El chorrito, Bombón I y El ropero y ese fue el inicio de un programa de radio que se mantuvo al aire durante casi veintisiete años, a pesar de que Francisco creía que sólo duraría algunas semanas.
Poco después de iniciado el programa, se le sugirió que algún animalito narrara las aventuras de sus canciones por lo que Francisco pensó en un grillito e, influenciado por el idioma francés, decidió llamarlo Cri-Cri, el Grillito Cantor, personaje que a quince días de haber nacido ya era patrocinado por la Lotería Nacional.
En 1941 decide trabajar como marinero en un barco mercante y viaja por Sudamérica a lugares muy remotos. En 1944 regresa su programa de canciones infantiles a la XEW.
Algunas de sus canciones son:
Su repertorio incluye más de doscientas veintiséis composiciones, de las cuales ciento veinte fueron grabadas; creó más de quinientos personajes y escribió más de tres mil quinientas páginas de textos y cuentos. Su obra ha sido interpretada por diversos grupos y cantantes tales como Libertad Lamarque, Hugo Avendaño, Plácido Domingo, Emmanuel, Timbiriche, Chabelo, Alejandra Guzmán, Enrique Bunbury, Eugenia León, Iraida Noriega y Voz en Punto, entre otros.
El maestro Gabilondo apreciaba la soledad, motivo por el cual rehuía a los homenajes y festivales en su honor; en cambio, disfrutaba las reuniones con sus amigos astrónomos, grupo al que denominó Los astrolocos y apelativo que, desde luego, él mismo se aplicaba.
Francisco Gabilondo Soler Cri-Cri falleció a la 13:40 horas del 14 de diciembre de 1990 en su casa de Texcoco, en el Estado de México.