Por otra parte, el 26 de marzo de 1913 Venustiano Carranza proclamó el Plan de Guadalupe e inició la organización de sus tropas para hacer frente al Ejército federal y derrocar a Huerta. Francisco Villa, al mando de la División del Norte, ocupó Chihuahua y Durango; y Álvaro Obregón, al mando del Ejército del Noroeste, triunfó en Sonora, Sinaloa y Jalisco. También triunfaron en Zacatecas, donde se libró la última contienda de la Revolución Constitucionalista.
Huerta nunca logró el reconocimiento del gobierno norteamericano, incluso tuvo que enfrentar la invasión de aquella Nación al puerto de Veracruz, por lo que su gobierno se vio considerablemente debilitado. Los Constitucionalistas ganaron en julio de 1914, cuando el Congreso de la Unión aceptó la renuncia de Victoriano Huerta y en su lugar quedó Francisco S. Carbajal quién fungía como Secretario de Relaciones Exteriores.
Huerta se embarcó en Puerto México rumbo a Europa, y el 13 de agosto siguiente. Finalmente, se firman los Tratados de Teoloyucan, que marcaron el triunfo oficial del movimiento constitucionalista.