La proclamación de las Leyes de Reforma se llevó a cabo en medio de la guerra entre liberales y conservadores. El gobierno de Juárez vivió en un constante peregrinaje ya que sus enemigos políticos lo perseguían con la intención de terminar con su gobierno.
Estas Leyes polarizaron la sociedad mexicana de ese entonces, desatando lo que se conoce como la Guerra de Reforma, la cual se extendió hasta 1861.
Las Leyes de Reforma buscaban separar la Iglesia y el Estado. Se estipulaba de manera clara que la Iglesia no debería tomar parte en los asuntos del Estado. Son cinco los principales conceptos que se establecieron en estas Leyes:
Por otro lado, la nacionalización de los bienes del clero fue un duro golpe para las autoridades eclesiásticas, ya que los clérigos gozaban de ganancias externas por el manejo de bienes raíces y demás negocios ajenos a la actividad religiosa.
Asimismo, se promulgó la libertad de culto, con la cual se deslegitimó a la Iglesia Católica como la única creencia religiosa en México, propiciando la libertad de expresión con respecto a las creencias individuales de muchos sectores opacados por la aplastante imposición de la religión católica.