En el año 2020, hemos constatado de que manera una pandemia puede modificar nuestra vida. El virus de COVID-19 ha puesto sobre la mesa una vez más que la salud se interrelaciona directamente con otros problemas fundamentales, tales como la reducción de la desigualdad, los derechos humanos, la igualdad de género, la protección social y el crecimiento económico.
Hoy sabemos que, en tiempos de pandemia, nadie está a salvo. La ONUSIDA asegura que dejar a alguien atrás no es una opción cuando lo que queremos es alcanzar el éxito. Para acabar con las pandemias del VIH y de COVID-19, es determinante eliminar el estigma y la discriminación, poner a las personas en el centro de la pandemia, basar nuestras respuestas en los derechos humanos y adoptar enfoques con perspectiva de género.
Esta crisis sanitaria, afecta con mayor fuerza a los más débiles y vulnerables. Entre los grandes retos a los que nos enfrentamos está el de acceder a una atención médica que en los tiempos actuales se hace más complejo. Asimismo, las desigualdades sociales y económicas han aumentado la vulnerabilidad al VIH de los grupos marginados.
ONUSIDA asegura que la solidaridad mundial y la responsabilidad compartida nos obligan a contemplar las respuestas sanitarias mundiales, también la respuesta al sida, desde una nueva perspectiva. Obligan a que el mundo trabaje en conjunto para garantizar:
Ahora es el momento de hacer uso del liderazgo para conseguir sociedades más igualitarias. Debemos tener líderes capaces de defender el derecho a la salud para todos y de encabezar una recuperación mundial sólida e igualitaria.
Son las comunidades las que responden de maneras muy distintas a este problema. Ellas permiten con sus diferentes formas de liderazgo garantizar que este tema siga estando presente y que sea atendido con la seriedad que amerita.
Desde 1988 se conmemora este día, ese año fue declarado como el Año de la Comunicación y la Cooperación sobre el SIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso esta fecha para declararla Día Mundial de la Salud, la cual fue apoyada por las Asambleas Mundial de la Salud y de la General de las Naciones Unidas. En el 2011, se cambió el nombre a Día Internacional de la Lucha contra el SIDA.