Esta fecha, desde el punto de vista católico, se dedica a los santos no canonizados. Desde la perspectiva católica, se festeja que las personas fallecidas hayan llegado con Dios, es decir terminan de purificarse y entran al “gozo eterno con Dios”.
Como un dato histórico te compartimos que el origen de esta celebración es de la época del Papa Gregorio III (año 835) y para ello consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de todos los Santos, es decir todos los Santos son venerados en un sólo día independientemente de que tengan su propia festividad en el calendario litúrgico. Por ello, en algunas iglesias se exhiben reliquias de Santos que tienen bajo su custodia.
En México, los altares que se elaboran para esta fecha son, en su mayoría, para las almas de los niños muertos, que según la tradición vienen de visita en la madrugada del 1 de noviembre. Las ofrendas para los niños suelen tener juguetes, dulces, pan y la comida que al niño le gustaba mucho.