Benito Juárez fue de extracción indígena y la mayor parte de su niñez solo hablo en zapoteco, quedó huérfano desde muy niño y años más tarde huye de casa de su tío y se va a la Ciudad de Oaxaca donde comienza a trabajar de ayudante de encuadernación del franciscano Antonio Salanueva.
Benito fue protegido por el sacerdote y lo ayudó a cursar sus estudios de derecho y después se dedicó a la docencia y fue rector del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca.
En 1847 fue nombrado gobernador del Estado de Oaxaca y es recordado por dar prioridad a los temas educativos, duplicó el número de escuelas en todo el estado.
En 1857 promulgó el Plan de Ayutla y fue desterrado a la Habana por Antonio López de Santa Anna. Vuelve a México en 1955 y participa en el movimiento armado que derrocó a Santa Anna.
Con el nuevo gobierno es nombrado Secretario de Justicia, en donde tuvo la oportunidad de empezar a perfilar sus reformas liberales que fueron incluidas en la Constitución de 1857. Asimismo, expidió la ley que terminó con la jurisdicción de la iglesia y separó su relación con el estado.
Fue presidente provisional en 1858 y en 1861 lo nombraron presidente de México y fue cuando le redujo el poder a la iglesia católica embargando sus propiedades.
En su gestión enfrentó la intervención francesa con la imposición de Maximiliano Archiduque de Austria por Napoleón III. Finalmente venció a Maximiliano en 1867 y lo fusiló.
Fue reelegido Presidente de México y se dedicó a reorganizar las finanzas del país, implementó una reforma educativa, sofocó los movimientos militares y favoreció la organización de obreros y artesanos.
Falleció de manera repentina el 18 de julio de 1872 en el Palacio Nacional de la Ciudad de México.