Maximiliano de Habsburgo, no se comportó de una manera insensible hacia la población mexicana, como soberano reformó, bajo el lema “Equidad en la justicia”, las leyes agrarias, redujo la jornada laboral a diez horas, anuló la deuda de peones y jornaleros y prohibió los castigos corporales. Maximiliano se vio influenciado por las doctrinas del socialista utópico francés Victor Considerant.
Asimismo ignoró las peticiones de la iglesia, incluso promovió la tolerancia de cultos, la nacionalización de los bienes del clero, y también impulsó la publicación de leyes en la lengua náhuatl.
Para contribuir al desarrollo del país y de sus comunicaciones promovió la construcción de una gran parte del ferrocarril de Veracruz a la Ciudad de México.
El Paseo de la Reforma se creó bajo su mandato y la llamó la Calzada de Emperadores.
Todas estas medidas liberales decepcionaron a muchas personas, y al final solo contaba con el apoyo de algunos conservadores y de una parte pequeña del Ejército. En poco tiempo perdería incluso estas adhesiones.
El presidente Andrew Johnson reconoció a la Junta Insurreccional de Benito Juárez como el único gobierno legal de México y lo apoyó con tropas en la frontera y planteó la intervención militar.
Francia no contaba con los recursos financieros para sostener una campaña militar, por lo que Napoleón III anunció en 1866 la retirada de sus tropas. Asimismo Francia se encontraba ante la expansión de Bismarck y necesitaba contar con todos sus recursos financieros y militares ante una posible contienda.
Los soldados austríacos y belgas que se alistaron para apoyar al Imperio mexicano regresaron a sus países. Maximiliano solo contaba con siete mil reclutas que se enrolaron en un ejército nacional mexicano creado por el mismo.
La emperatriz Carlota viajó a París para implorar ayuda a Napoleón III, pero le negó la ayuda. Según los biógrafos de Carlota, estos eventos fueron el inicio de su trastorno psíquico que se agudizaría con el paso del tiempo.
El Papa tampoco atendió las súplicas de Carlota, ya que el pontífice se sentía decepcionado por las medidas reformistas que, en materia religiosa, había adoptado Maximiliano.
Finalmente, Maximiliano fue detenido con sus generales Miramón y Mejía. Se celebró un juicio militar y fueron condenados a muerte.
El escritor francés Víctor Hugo pidió por carta a Benito Juárez, que perdonara la vida del emperador mexicano, sin embargo Benito Juárez mantuvo la sentencia y el 19 de junio de 1867, en el cerro de las Campanas, fue ejecutado junto con Miramón y Mejía.