Este año la ONU busca que los países miembros reconozcan los esfuerzos del personal que lucha en primera línea contra la trata de personas, en labores como la identificación, apoyo, asesoramientos y sobre todo en la búsqueda de impartición de justicia para las víctimas de la trata. Con estas acciones se enfrenta y desafía la impunidad de los traficantes.
En esta pandemia provocada por el COVID-19, el trabajo de estas personas se ha dificultado aún más, ya que las restricciones impuestas por la crisis sanitaria en el mundo, han hecho que su trabajo sea aún más difícil. Aún así, su contribución a menudo se pasa desapercibida y no se le da el reconocimiento que merece.
Recordemos que fue 2013 que la Asamblea General sostuvo una reunión para evaluar el Plan de Acción Mundial. Los Estados miembros adoptaron la resolución y designaron el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata.
La trata de personas se considera como un delito que explota a mujeres, niños y hombres para obligarlos al trabajo forzoso y la explotación sexual. De acuerdo a las cifras de este organismo, de acuerdo a las cifras de la ONU son aproximadamente 225 mil víctimas de la trata detectadas en todo el mundo.
En el mundo, cada año se detectan más casos y se realizan las denuncias. Asimismo, se considera que ya es un problema que afecta a todos los países del mundo, en algunos se da en el país de origen, tránsito o destino de las víctimas. Los traficantes amenazan principalmente a mujeres y niñas. La gran mayoría de las víctimas con fines de explotación sexual y el 35% con fines de trabajo forzoso son mujeres.
Los conflictos agravan todavía más el problema, ya que los grupos armados sobreexplotan a los civiles y los traficantes aprovechan esta situación captando forzosamente a personas desplazadas huidas de dichas zonas.