Gabino Barreda Flores nació el 19 de febrero de 1818 en Puebla. Fue un destacado intelectual, político y educador mexicano. Estudió en el Colegio de San Juan de Letrán y posteriormente en la Universidad de Puebla.
Cursó en el Colegio de San Ildefonso la carrera de jurisprudencia, pero no obtuvo el título de abogado ya que rechazó los conocimientos no sujetos a comprobación. Estudió química en el Colegio de Minería y pasó después a la Escuela de Medicina.
Durante la intervención estadounidense en México (1846-1848), sirvió en el cuerpo médico militar y se opuso firmemente a la ocupación extranjera participando activamente en la resistencia mexicana y en la Batalla del Molino del Rey fue hecho prisionero por las tropas enemigas.
Una vez que la guerra acabó, Barreda viajó a París con el propósito de continuar con sus estudios de medicina. Fue en la capital francesa donde tuvo un encuentro que marcó su pensamiento. Un amigo lo convenció para asistir a los cursos que impartía Augusto Comte, el creador del positivismo.
A su regreso a México, Barreda convencido de los principios filosóficos de Comte, comenzó a aplicarlos a la política y sociedad mexicana, para lo cual fundó la Sociedad Metodófila. Esta dio lugar más tarde a un partido político, el Partido Científico, pero Gabino sólo formó parte del mismo durante poco tiempo.
Con su título de médico obtenido, comenzó su carrera docente. Su primera experiencia en ese campo fue en la Escuela Nacional de Medicina.
Es importante destacar que su compromiso con la soberanía nacional lo llevó a desempeñar cargos importantes en el gobierno de México.
A Barreda se le considera el pionero en la implementación de la educación laica y científica en México. Fue fundador de la Escuela Nacional Preparatoria en 1868, que sentó las bases para la educación secundaria en México. También impulsó la creación de la Universidad Nacional de México (UNAM), que se convertiría en una de las instituciones educativas más prestigiosas del país.
Dentro de la Escuela Nacional Preparatoria, impartió la clase de lógica y siguió enseñando patología general en la Escuela de Medicina. En 1878 Díaz lo nombró ministro en Berlín y poco tiempo después de su regreso a México, murió en la capital, en Tacubaya, el 10 de marzo de 1881.
Asimismo, fue un férreo defensor del positivismo y de la educación como herramientas para el progreso y desarrollo nacional, su legado en la educación mexicana es innegable y su influencia en la educación y la política mexicana sigue siendo recordada en la actualidad.