Al tratarse del primero de los principales tratados internacionales de derechos humanos de las Naciones Unidas, la Convención sentó las bases para futuros avances en materia de protección de los derechos humanos. Su firme determinación de acabar con la discriminación racial y promover la igualdad apuntala la lucha actual contra las ideas y prácticas racistas, con el objetivo de fomentar el entendimiento y la unidad mundial sin segregación racial.
El 60º aniversario de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial invita a reflexionar sobre los avances logrados en la lucha contra la discriminación racial, al tiempo que pone de relieve los retos actuales. Es el momento de reafirmar nuestro compromiso con la igualdad y proseguir nuestra labor para eliminar el racismo, garantizando la igualdad de trato para todas las personas.
El racismo, la xenofobia y la intolerancia son problemas frecuentes en todas las sociedades. Pero todos y cada uno de nosotros jugamos a diario un papel relevante, ya sea contribuyendo en la lucha, o rompiendo los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes.
El discurso del odio incita a la violencia y la intolerancia. Lamentablemente, el efecto devastador del odio no es nada nuevo. Sin embargo, su magnitud e impacto se ven ahora amplificados por las nuevas tecnologías de la comunicación. Dado que la lucha contra el odio, la discriminación, el racismo y la desigualdad es uno de sus principios fundamentales, las Naciones Unidas trabajan para combatir el odio en todo momento.
Las cifras dadas a conocer por este organismo estiman que casi 200 millones de las personas que se identifican como afrodescendientes viven en las Américas. Muchos millones más viven en otras partes del mundo, fuera del continente africano.
La ONU reitera que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen la capacidad de contribuir de manera constructiva al desarrollo y bienestar de la sociedad. En su resolución más reciente, enfatizó que todas, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de razas humanas separadas.
Desde su fundación, las Naciones Unidas han mostrado su interés por esta cuestión, por lo que la prohibición de la discriminación racial ha quedado consagrada en todos los instrumentos internacionales básicos de derechos humanos. Esos instrumentos imponen a los Estados obligaciones y tareas destinadas a erradicar la discriminación en las esferas pública y privada.
El principio de igualdad exige también a los Estados que adopten medidas especiales para eliminar las condiciones que causan o propician la perpetuación de la discriminación racial.