Jaime Nunó Roca nació en San Juan de las Abadesas, Gerona, España el 8 de septiembre de 1824 y murió en la ciudad de Nueva York el 18 de julio de 1908. Sus restos fueron trasladados a México en 1942 y sepultados al lado de los de Francisco González Bocanegra en la hoy Rotonda de las Personas Ilustres el 11 de octubre de 1942.
Sus biógrafos mencionan que recibió su primera formación musical de manos de uno de sus hermanos, quien era organista de la iglesia de San Juan de las Abadesas. A la muerte de su padre, su familia se trasladó a Barcelona, donde fue adoptado por su tío Bernardo, quien fomentó sus aptitudes musicales. Jaime fue admitido en la catedral de Barcelona donde se desarrolló como corista, solista y organista.
Después de estudiar composición en Italia, en 1851 el gobierno español le encomendó la organización de las bandas militares de Cuba, entonces territorio español. Allí conoció y entabló amistad con el general Antonio López de Santa Anna, quien lo invitó a México para dirigir las bandas militares como capitán de infantería de la milicia activa y además le prometió de otorgarle la dirección de un proyectado Conservatorio de Música de México.
El 12 de noviembre de 1853 se publicó la convocatoria para musicalizar la letra escrita por el poeta Francisco González Bocanegra. Nunó fue uno de los 26 participantes y su obra destacó como un himno vibrante, emotivo y triunfante. Su composición se interpretó en público por primera vez el 15 de septiembre de 1854
Tras la caída de Santa Anna, Nunó se trasladó a vivir a Estados Unidos. En 1901, el gobierno mexicano lo invitó a asistir a la celebración de la Independencia, en la que dirigió a la banda militar que interpretó el Himno Nacional.