Nació el 15 de septiembre de 1830 en Oaxaca, hijo de José Faustino Díaz, hojalatero descendiente de españoles, y de Petrona Mori, originarios de la Mixteca.
Estudió en una escuela Amiga y en la primaria municipal, al mismo tiempo que latín en la parroquia de San Pedro Teococuilco. En 1843 ingresó al Colegio Seminario Conciliar de Oaxaca como alumno externo. Desde muy joven sentía una profunda admiración por la personalidad de Benito Juárez en ese tiempo gobernador de Oaxaca por lo que abandonó la carrera eclesiástica e inició estudios de leyes en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, en donde fue alumno de profesores distinguidos como el propio Juárez, Manuel Dublán y Manuel Iturribarría.
Al quebrar el negocio familiar, Porfirio Díaz comenzó a trabajar en varios oficios, como zapatero, carpintero y armero, para ayudar a la manutención de la casa. En 1846, México enfrentó una guerra contra Estados Unidos, y fue cuando se unió al batallón Trujano de la guardia nacional, aunque no participó en hechos de armas. Al año siguiente, se desempeñó como maestro de latín de un hijo del abogado liberal Marcos Pérez. A los 19 años era ya auxiliar de la cátedra de latín. Sostenía sus estudios trabajando como bibliotecario.
Es importante mencionar que fue alumno en la cátedra de Derecho Civil impartida por Benito Juárez, entonces gobernador del estado, quien lo incorporó a la masonería y a su grupo político. Más tarde llegó a ser profesor interino de las cátedras de derecho natural y de gentes.
El cierre del Instituto donde estudiaba por la revolución de Ayutla comandada por Antonio López de Santa Anna le impidió titularse.
Díaz se unió al levantamiento y en Teotongo combatió a las fuerzas gobiernistas al mando de José María Herrera. Al ser derrotado anduvo prófugo hasta el derrocamiento de Santa Anna en 1855.
Participó en varios eventos históricos como el luchar en la Guerra de Reforma y en contra de la intervención francesa, fue reconocido por su valentía en los campos de guerra.
Entre sus participaciones más emblemáticas destaca la del 28 de abril de 1862, donde las tropas a su mando tuvieron la primera batalla con los invasores franceses en las cumbres de Acultzingo.
Durante la lucha contra los franceses, Díaz fue ascendido a General.
Después del fusilamiento de Maximiliano, Díaz continuó al lado de Juárez, sin embargo la relación entre ambos se deterioró, ya que Juárez notó las ambiciones políticas de Díaz. Además, el mismo Porfirio Díaz no mostró su apoyo a Juárez frente a las pretensiones de González Ortega de sustituirlo en la presidencia y tampoco obedeció las órdenes de no nombrar a Juan José Baz gobernador de la ciudad de México y de aprehender a Dano, ministro del Imperio e incautar su archivo.
Finalmente, el distanciamiento definitivo se dio cuando en agosto de 1867, Díaz se presentó como candidato a la presidencia en oposición a Benito Juárez. Díaz perdió las elecciones y un año más tarde renunció al ejército y ejerció un poder velado en Oaxaca desde la hacienda de La Noria que el gobierno estatal le obsequió por sus servicios. Ahí cultivó caña de azúcar, al mismo tiempo que mantenía correspondencia con sus numerosos partidarios militares, quienes veían en él una esperanza de sustituir a los civiles en el gobierno.
En 1871, Juárez ganó a Díaz la presidencia de la República por decisión de la Cámara de Diputados porque su victoria no fue absoluta. Entonces, Díaz preparó su revolución y el 7 de noviembre del mismo año lanzó el Plan de La Noria, en el que desconoció el gobierno juarista y proclamó la no reelección. Fue derrotado y exiliado en Nueva York. Regresó al país a continuar la lucha, pero después de la muerte de Juárez acaecida el 18 de julio de 1872, se rindió al presidente Lerdo de Tejada, quien había proclamado la amnistía para los rebeldes. Pasó a la vida privada en el rancho de La Candelaria, cerca de Tlacotalpan, Veracruz, pero sus ambiciones políticas no terminaron ahí.
Después de varios intentos por ganar las elecciones, lanzó el Plan de Tuxtepec desde Ojitlán, Oaxaca, por el que se desconocía al gobierno establecido por graves violaciones a la Constitución, se pugnaba por la no reelección del presidente y de los gobernadores, así como por el respecto a la soberanía de los estados. La rebelión cundió por todo Oaxaca encabezada por su hermano Félix Díaz.
Díaz reconoció la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, suprimió el Senado, proclamó la no reelección y desconoció el gobierno de Lerdo de Tejada. Logró tomar Matamoros y extender la rebelión a buena parte del norte del país, pero fue derrotado por los lerdistas en Icamole, Nuevo León.
En 1876 surgieron rebeliones en contra Lerdo de Tejada por fraude electoral las cuales eran dirigidas por José María Iglesias, entonces Díaz aprovechó y derrotó a las fuerzas lerdistas y Sebastián Lerdo de Tejada huyó al extranjero. El triunfo de Díaz se dio gracias al apoyo de distintos grupos de latifundistas, alto clero, empresarios, caciques regionales partidarios de vincularse más a los Estados Unidos y con capitalistas norteamericanos que lo apoyaron con armamento y dinero.
Así fue como Porfirio Díaz se convirtió en el presidente de México. Su gobierno duró 30 años, hasta que tuvo que salir del País al perder las elecciones ante Francisco I. Madero.
Falleció en la ciudad de París, Francia, en donde vivió en el exilio los últimos años de vida. Siempre estuvo acompañado por su esposa Carmelita Romero Rubio y algunos de sus más fieles allegados.
Siempre mantuvo la esperanza de regresar a México y morir en su tierra natal, Oaxaca.
Fue enterrado en la iglesia de Saint Honoré l'Eylau, y el 27 de diciembre de 1921 sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse en París.