Este término es muy usado en la sociedad mexicana y tiene registro desde hace varias décadas. Es una palabra con una connotación clasista y racista que se utiliza para señalar a alguien “sin clase”, vulgar, corriente y en algunos casos de estrato social bajo. En su origen era utilizada para denominar a los indígenas que llegaban a la Ciudad de México para vender productos y aunque el origen etimológico no está muy claro, si ha quedado en la RAE como sinónimo de indio o indígena.
Se cree, según lo explica Carlos Monsiváis, que la palabra proviene de “totonaco”, grupo indígena que en los años 50 era frecuente ver en la ciudad, otras teorías apuntan al otomí o al náhuatl. En estos casos el término hace referencia a alguien que va mal vestido o con harapos. Aunque su sentido es muy ambiguo y cambia un poco la intención según se usa, es verdad también que no es una palabra muy apropiada, ya que trae consigo una larga historia de discriminación.