Cuando a los mexicanos algo nos sorprende, nos disgusta o nos decepciona, nos une una misma expresión: “¡chale!”. Si bien por su origen, que se cree fue en el barrio de Tepito, se consideró por mucho tiempo una expresión vulgar, con el paso del tiempo su uso se ha popularizado.
Algunos sostienen es una contracción de expresiones como “úchale” o “chanfle”, cuyo uso es idéntico a “chale”. Antes era más común escucharlo como “chales”, y actualmente hay quien lo dice “shale” o incluso, “shiale”.
Existe en el diccionario de la Real Academia Española una acepción distinta de la palabra “chale”, que es un modo despectivo de referirse contra los asiáticos que llegaron al país a finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, y se les decía así por los distintivos chales que vestían.