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La pandemia nos ha limitado mucho, todas las actividades que solíamos tener fuera de casa han tenido que adaptarse para poder continuar y si no hemos logrado un equilibrio podría convertirse en un problema que derivará en sedentarismo, apatía y problemas a la salud, tanto física como mental.
A pesar de las restricciones y siempre con todos los cuidados para evitar la propagación del virus, es muy importante que la actividad física forme parte de nuestra rutina diaria. Hacer ejercicio es esencial para mantener la salud, fortalecer nuestros músculos, mejorar la circulación de la sangre e incluso el estado de ánimo, algo muy importante en estos días tan complicados. Es verdad que en general visitar gimnasios, parques públicos o deportivos tiene sus complicaciones según la situación local, pero no implica que no podamos adaptar nuestra casa para buscar una mejor calidad de vida.
Tener activaciones físicas a lo largo del día puede ayudar a nuestros alumnos a concentrarse mejor durante las clases o al momento de resolver sus tareas, pues ayuda a una oxigenación óptima, lo que nos mantiene despiertos y atentos. También forma parte de la salud mental de los más pequeños y ayuda a la regulación del aspecto emocional, cuando hacemos ejercicio nuestro cerebro libera hormonas que nos ayudan a relajarnos, a sentirnos felices y a estar más tranquilos.
También es importante recordar que el desarrollo de la motricidad gruesa, el equilibrio, la coordinación y demás habilidades se desarrollan y fortalecen cuando hacemos actividad física, a la par, los deportes ofrecen beneficios para el trabajo en equipo, la solución de problemas y la autoconfianza. Lo cual tiene resultados directos y positivos en el desempeño escolar de niños y jóvenes.
Como docentes no tenemos el control sobre la rutina de los estudiantes, definitivamente no está en nuestras manos el tiempo que le dedicarán los alumnos a hacer ejercicio y aunque en el aula presencial podemos disponer de unos minutos para hacer esto, a la distancia es mucho más complicado. Por ello aquí te dejamos algunas sugerencias para que motives a tus alumnos a moverse un poco más a lo largo del día.
Aunque no podemos disponer de mucho tiempo, pues las llamadas que tenemos con los alumnos suelen ser breves o deseamos aprovechar todo el tiempo para resolver dudas o maximizar nuestras clases, sí podemos hacer pequeños ajustes para que nuestra clase sea el pretexto perfecto para movernos un poco más. Puedes aplicar dinámicas de participación en las que parte del ejercicio incluya hacer diez sentadillas para dar su respuesta en la clase, bailar unos segundos al ritmo de una canción, dar un par de vueltas a la silla antes de responder o saltar tres veces cada diez minutos. No tienes que hacer ejercicios exhaustivos, solamente motivar a los estudiantes a levantarse de sus sillas. Esto tendrá el doble beneficio de tener estudiantes que se ríen y que sudan un poco.
Sin duda evitarás discusiones, tendrás estudiantes más concentrados y les ayudarás a activarse físicamente.
Junto con las actividades o materiales que les envías a tus estudiantes puedes enviarles rutinas sencillas de ejercicios para realizar en casa, puedes encontrar en internet videos tutoriales e infografías con ejercicios sugeridos. No tienen que ser muy complejos o desgastantes, la idea es que puedan realizarlo en diez minutos. Aunque no garantiza que los alumnos se pondrán a saltar nada más recibir tu correo, sí implica una motivación y el tener a la mano un recurso. Adicionalmente puedes ofrecer décimas extras en tareas o evaluaciones a los alumnos que te envíen evidencia de que han hecho algunas rutinas. Simplemente para motivarlos y no como un requisito.
Es importante abrir en nuestras clases el espacio a la reflexión. No tienes que darles lecciones sobre la importancia de hacer ejercicio o regañarlos para que lo hagan, pero puedes dar unos minutos para que los propios alumnos hablen sobre sus experiencias, compartan sus motivaciones y sus propias rutinas con sus compañeros. Procura que en estos espacios no se glorifique a quienes hacen mucho deporte, ni se ridiculice a quienes no lo hacen. Simplemente se trata de encender la motivación con estas conversaciones y que los propios alumnos entiendan la importancia de hacer un poco de ejercicio, para que ellos mismos decidan hacerlo.
Es información valiosa e importante que puedes compartir con los padres. Muchas veces el ambiente familiar hace que los estudiantes prefieran actividades más pasivas o no les gusten ciertos deportes, pero compartir con los papás la importancia del juego, de la actividad física, los beneficios del deporte y sugerencias para la actividad en casa puede ayudarles a cambiar la dinámica. En ocasiones son los propios padres quienes limitan a los pequeños por preferir dedicar más horas al estudio o porque no saben cómo motivarlos. Si tienen alguien que los apoye seguramente pondrán más interés en esto.
¿Sueles tener activaciones físicas en tu salón de clases? ¿Cómo has adaptado esto a la educación en línea? ¡Comparte con nosotros todas tus estrategias y reflexiones!