En un estudio realizado por la Universidad de Lyon, en el que se buscaba analizar la velocidad con la que se pronuncian distintas lenguas, se determinó que el español es uno de los idiomas más rápidos de todo el mundo. Esta investigación considera la velocidad como la cantidad de sílabas usadas por segundo por un hablante promedio. También se analizaron factores como la densidad de información que cada sílaba contiene. Estos estudios mostraron que el español es una lengua en la que se vierte una gran cantidad de sílabas por segundo, aunque cada sílaba contiene poca información para el discurso.
En cambio, el chino mandarín, por ejemplo, es un idioma lento, en el cual los hablantes usan más tiempo para emitir el mismo mensaje, pero en su caso, cada sílaba aporta mucha información. Esto convierte al chino en uno de los idiomas más lentos, pero con mayor densidad y se debe al tipo de lengua, dado que en español la morfología de las palabras no contiene mucha información sintáctica es necesario unirlas a más partículas, así que usamos muchas sílabas que además pronunciamos rápidamente.