Esa deliciosa botana que vemos en los cines y en muchos lugares, como restaurantes, bares o estadios a la que llamamos “nacho” sin pensarlo demasiado es una creación que se dio en tierra mexicana y que ha dado la vuelta al mundo.
La leyenda que rodea su origen tiene tantas versiones como nachos has comido durante una película o reunión con tus amigos, pero coinciden en los datos generales: en Piedras Negras, Coahuila, existía un restaurante conocido como El Moderno (o Club Victoria, depende quién lo narre), en plena Segunda Guerra Mundial (algunos dicen que corría el año de 1943) entró un grupo de mujeres, presuntamente esposas de soldados, al restaurante, por la hora en la que se aparecieron (demasiado tarde o muy temprano, según la versión) no había comida ni botana lista para servirse, por lo que el cocinero, Ignacio Anaya, improvisó algo con unas tortillas fritas, un poco de queso y rodajas de chile jalapeño: los primeros nachos de la historia.
Impresionadas, las señoras preguntaron por el nombre de ese platillo tan particular y como en México los Ignacios también son Nachos, se le nombró Nacho’s special o el especial de Nacho. Esta forma de comer tortillas se hizo tan popular que pronto llenó los estadios de béisbol en Estados Unidos y los restaurantes del mundo.