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El mundo ha cambiado de pronto, en los últimos tres meses niños y adultos cambiaron por completo y se ha añadido un factor de estrés muy importante. La pandemia que azota al mundo entero cambió la forma en que hacemos prácticamente todo. Como adultos hemos estado bajo mucha presión, las cosas no han sido fáciles y estar encerrados en casa con niños pequeños, preocupados por nuestros seres queridos y con estrés por la situación no es fácil, pero es muy importante tener en mente que los más jóvenes de la casa también han pasado por momentos difíciles.
Pronto y poco a poco tendremos que volver a nuestras actividades, todas dentro de lo que se ha llamado una “nueva normalidad”, aunque volvamos a hacer nuestras actividades, éstas tendrán que ser completamente distintas. Los más pequeños también están bajo mucho estrés e incluso ellos pueden presentar rechazo a esta nueva forma de hacer las cosas.
Si a muchos adultos nos puede costar trabajo pensar en todo lo que debemos hacer para adaptarnos, como el uso de cubrebocas, gel desinfectante constantemente, evitar saludos o abrazos, para los niños o para los jóvenes la nueva normalidad puede representar un reto aún mayor, pues entre la incertidumbre, el miedo o la desesperación,los más jóvenes podrían sentir un fuerte rechazo a seguir todos estos protocolos o por el contrario, querer evitar salir a toda costa, por los peligros que implica el hacerlo.
El carácter de los niños o jóvenes, sus temores e incertidumbre pueden provocar diferentes emociones. Es muy importante sentarnos con ellos, hablar directamente de los cambios que habrá en su vida y de por qué es importante seguir las recomendaciones, pero también escuchar cuáles son sus emociones, qué están sintiendo al enfrentarse a esto y por qué se sienten así. Recordemos que estos pequeños han dejado de ver a sus amigos, de ir a la escuela abruptamente e incluso han llegado a perder familiares.
Otra opción, es que en lugar de sentir temor, se sientan más bien dispuestos a correr todos los riesgos, esto puede ser más intenso en adolescentes y jóvenes, pues ellos están en una etapa de cambios. Recordemos que los adolescentes se encuentran en pleno desarrollo, por lo que neurológicamente los riesgos no parecen tan preocupantes, mientras que la presión de grupo es muy intensa. Por ello, es importante hablar con ellos, ayudarlos a reflexionar sobre la situación que se vive y las razones por las que se toman esas medidas. Es necesario escucharlos sin juzgar y sin regañarlos, dejarlos expresarse y validar sus emociones.
Evita frases como: “No te sientas así, mejor sé positivo” o ese tipo de expresiones que suelen subestimar lo que están sintiendo. Es mejor validarlo a través de expresiones como “Entiendo que te sientas así” o “Es normal tener este tipo de emociones”. Compartir nuestras propias experiencias es necesario.
Poco a poco podemos empujarlos a crear estos cambios en su vida diaria, incluyéndolos en las responsabilidades del hogar. La cooperación en los temas de desinfección, higiene y limpieza general es muy importante, así como hacer pequeños experimentos para probar esta nueva normalidad, de acuerdo a las recomendaciones que haya para tu área, pueden dar una pequeña vuelta alrededor de la cuadra, por ejemplo.
Esta adaptación será difícil para todos, no solamente para los adultos, sino para los más jóvenes que han visto cómo su mundo cambia por completo. ¿Cómo le ayudarás a los niños y adolescentes en esta nueva normalidad?