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La escuela se ha convertido en un lugar complejo, debido a la pandemia que ha azotado al mundo entero, muchos estudiantes han comenzado una educación a distancia y algunos otros han vuelto a aulas con temor y llenos de restricciones. Para muchos la perspectiva de que los estudiantes usen mascarilla durante ocho o más horas al día, encerrados en un salón de clases, no resulta muy funcional. Definitivamente esto ha impuesto un fuerte reto para docentes, autoridades educativas, padres de familia, escuelas y alumnos, por ello en el mundo se han buscado nuevas opciones y algunas propuestas han tomado protagonismo.
Esta no es una iniciativa novedosa, en otros momentos de la historia y al inicio de la educación, en la antigüedad, se ha utilizado una modalidad de exterior. En otras ocasiones, cuando las enfermedades han amenazado a los seres humanos se ha retomado esto, dejar a los alumnos fuera de las aulas, donde el aire fluye continuamente y permite espaciar mejor a los pupilos.
A finales del siglo XIX la tuberculosis era una preocupación constante y en muchos lugares se establecieron aulas al exterior, con la idea de fortalecer el sistema inmunológico de los alumnos, mientras que entreguerras y después de la pandemia de 1918, se retomó esta iniciativa. En Estados Unidos, Europa e incluso Brasil hay registros de escuelas que modificaron sus programas para mejorar el contacto con la naturaleza. En cierta medida esto tuvo éxito, pues en las escuelas en las que se implementó esto fue notoria la ausencia de tuberculosis.
Esta idea de tomar clases al aire libre va muy bien con algunas aproximaciones que han ganado protagonismo en la última década. El uso de la gamificación, el Aprendizaje Basado en Proyectos, se trata de ideas que funcionan muy bien con el movimiento, con alumnos que se reúnen con sus compañeros, pero que se pasean por diferentes grupos, que ponen manos a la obra en diferentes proyectos.
Uno de los grandes problemas que representa esta opción para algunas personas es el clima, durante los meses de primavera quizá sea una buena opción tomar clases a la sombra de un árbol, pero en algunas latitudes el verano trae temperaturas demasiado altas y en invierno demasiado bajas, con lluvias torrenciales, espesas nevadas o secas olas de calor. Sin duda esto implica algunas dificultades para pensar en clases al aire libre, claro que también hace incómodo algunas actividades cuando de teoría se trata, como sentarse a realizar operaciones o escribir por mucho tiempo.
En algunas escuelas se han sacado los pupitres y adoptado pizarrones portátiles que permiten hacer más cómodas las sesiones, sin embargo continúa como un problema en muchos países, especialmente en ciudades muy grandes, que las escuelas no tengan instalaciones muy abiertas, sin vegetación ni acceso a áreas verdes.
Aunque las escuelas al aire libre han tenido su protagonismo en otras ocasiones, la vuelta a las aulas es algo que se ha repetido. Y es que a inicios del Siglo XX la perspectiva que se tenía de la educación implicaba obediencia, pupitres en fila y horarios estrictos de entrada y salida, privilegiaba la enseñanza de la higiene y las llamadas buenas costumbres, por lo que se hizo más acuciante la necesidad de enseñar en un aula. Además las enfermedades infecciosas más comunes dejaron de ser mortales a tan alarmante velocidad, por lo que era más seguro volver al interior. En cambio, tanto el cambio en la perspectiva de educación, como la amenaza del nuevo virus, han mostrado que aquella idea abandonada hace tiempo podría volver a ser importante. Ya son muchos los innovadores que alrededor del mundo proponen nuevos proyectos, de instlaciones escolares mucho más abiertas y con un privilegio a las áreas verdes, que acompañan la urgencia de enseñar también educación ambiental en las escuelas.
Sin duda esto es un reto en comunidades donde la infraestructura no permite dar la batalla contra el clima, pero se presenta como una gran oportunidad de innovar y mejorar nuestras perspectivas de educación.
¿A ti qué te parece esta idea? ¿Te gustaría volver a clases en exteriores? Podría significar un regreso a clases más seguro, pero más complejo de gestionar. ¿Estarías a favor o en contra? ¡Comparte con nostros!