Tradicionalmente son las madres las primeras en abrir el canal de comunicación con sus bebés y por lo tanto se considera que la primera lengua que adquirimos viene de nuestra madre. En general, la lengua materna es aquella que nos rodea desde nuestros primeros días de vida y es, normalmente, la primera que aprendemos, con la que inicialmente nos comunicamos. Esta lengua nos acompaña durante toda la vida, aunque más tarde debamos ocupar otros idiomas.
Estudios recientes han comprobado que, aún si dejamos de escuchar ese primer idioma desde una edad muy temprana y no somos hablantes, nuestro cerebro es capaz de reconocerla como “conocida”. Un estudio canadiense analizó la actividad cerebral de niñas y adolescentes de origen chino que no conocen la lengua más que por los primeros meses que pasaron rodeadas del chino mandarín y pudieron comprobar que sus cerebros reconocen la lengua como sonidos articulados y no solamente ruido, lo cual deja ver que siempre llevaremos con nosotros un poco de ella. Además de tener mayor facilidad para aprenderla en un futuro.