Aunque en la actualidad es común que los docentes nos enfrentemos a los préstamos del inglés en el uso diario de nuestros alumnos, eso llega a preocupar a muchos, pues se cree que esto constituye una deformación del lenguaje.
En realidad es normal que el contacto entre lenguas (tan cercanas y tan mediatizadas aún más) dé como resultado un cambio lingüístico y el más cercano es el intercambio de términos o palabras que se usan para expresar o señalar cosas que en la lengua a la que llegan no se conocen, aunque en la mayoría de los casos terminan adecuándose a los patrones del idioma al que llegan. Por ejemplo “bistec” o “clóset”. Es un proceso normal que enriquece ambas lenguas y culturas. Ocurrió hace miles de años con el árabe, con las lenguas indígenas y actualmente ocurre mucho con el inglés.
Y aunque el inglés ha entrado con fuerza al español, nosotros también hemos llevado algunas palabras, como lariat, que proviene de “reata” o rodeo, términos como “taco” o incluso “nachos” se han convertido en palabras de muchos lugares. ¿Conoces alguno otro?