El arte de repetir información innecesaria tiene un nombre: pleonasmo. Aunque parezca obvio, es más común de lo que parece, no solamente en conversaciones diarias, en las que muchas veces se nos va la lengua y acabamos “subiendo para arriba”, también en contextos de mucha seriedad llegan a presentarse. Y es que no todos los pleonasmos son obvios, existen muchas expresiones que los esconden y otras que parecen agregar formalidad, el “pero sin embargo”, por ejemplo, cuando ambas conjunciones significan exactamente lo mismo.
Aunque no todos los pleonasmos están mal, algunos llegan a justificarse, todo sea por el bien de la comunicación, cuando se utilizan como figura retórica o para hacer énfasis en lo que se dice se dan por buenos, es cosa de verlo con nuestros propios ojos (que bastaría con que fuera solo con nuestros ojos).