“Subir arriba” o “bajar abajo” son expresiones que conocemos como pleonasmos o redundancias, pues repiten información en una sola expresión de forma que consideramos innecesaria, aunque a todos nos ha pasado en alguna conversación que un pleonasmo demasiado obvio se nos escapa. Eso llega a considerarse un vicio de lenguaje.
Pero existe una razón, como todo en la lengua, por la que son tan comunes y también por la que nos incomodan.
Existen en las lenguas algunos principios que hacen que la comunicación sea eficaz, dos de ellos son la economía del lenguaje y la transmisión óptima del mensaje. La primera refiere a que en la lengua, como en muchas actividades humanas, inconscientemente se busca conseguir el mejor resultado con el mínimo esfuerzo, por lo que constantemente recortamos información o sonidos para comunicarnos más rápido, utilizando menos energía, pero también existe el principio de ser claros con el mensaje que queremos transmitir, por lo que buscamos dar la información precisa y necesaria para darnos a entender.
En algunos casos estos principios se contraponen, por lo que constantemente dar toda la información necesaria contradice a la economía del lenguaje. Decir, por ejemplo, “a nosotros nos toca hacerlo bien” resulta en una redundancia, al usar el pronombre “nos” junto a “nosotros”, pero se usa para marcar una intención.
Así que, aunque el pleonasmo se puede considerar un vicio de lenguaje, también se puede considerar un recurso retórico y en muchos casos ni siquiera notamos la redundancia.