La gente no lo nota, pero ser maestro te convierte automáticamente en un tipo de persona diferente, tus horarios, días de trabajo, obligaciones y responsabilidades se mueven en un calendario especial, el problema es que el resto del mundo va a otro ritmo, por eso a veces tu identidad como maestro y tu identidad de persona normal te demandan cosas al mismo tiempo, porque el ritmo escolar también lo siguen tus hijos mientras crecen.
Hay cosas que solo sabe un maestro o maestra que al mismo tiempo tiene hijos. Para eso te dejamos esta lista de pequeños detalles que solo le ocurren a los maestros que además son madre o padre a la vez.
Hablas el idioma “maestro”
Cuando conversas con los papás de tus alumnos necesitas tácticas que te ayuden a hacerles ver las situaciones sin herir susceptibilidades, la verdad es que todos los padres somos algo sensibles cuando de hijos se trata, pero la desventaja para ti es que al escuchar al maestro sabes perfectamente lo que significan frases como “su hijo tiene mucha energía” o “tiene un carácter muy fuerte”.
Festivales y fechas importantes…
Sabes lo importante que es para tus alumnos la presencia de sus padres durante los festivales escolares o los eventos importantes, por eso te rompe el corazón cuando llega el día en que tu pequeño tiene su festival de día de las madres, primavera, final de cursos o cualquier otro y tú no puedes asistir porque en tu escuela también hay festival. A veces corres, aunque sea un poco tarde, pero no siempre es posible.
Tu horario es exactamente el mismo que el de tus hijos
Matemáticas sencillas, tú entras al trabajo a las 8, tus hijos entran a la escuela a las 8… ¿a qué hora deberías salir para llegar a tiempo al trabajo y a la escuela de tus hijos? En algún momento la solución es que vayan a la misma escuela, pero esto dejará de ser factible (o aún no lo es), si eres maestro de secundaria tu hijo irá a la primaria y si eres de primaria en algún momento irá a la secundaria. ¿La solución? Los pequeños se van muy, pero muy, temprano a la escuela.
Darle clases a tu hijo
Esto ocurrirá al menos un ciclo escolar si es que tu hijo o hija va a la misma escuela que tú y, como seguramente lo saben, no es nada sencillo. Sus compañeros lo notarán antes que nadie, tú debes ser firme con él, pero comprensiva, apoyarlo, pero no permitir que se confíe solo porque eres su mamá, lo cual a veces se convierte en mucha presión para tu pequeño.
Es algo así como lograr que brille el sol y que llueva al mismo tiempo.
Maestro todo el día
Y cuando tus hijos salen de la escuela y desean cambiar un poco de tema, sentirse libres de las clases y las evaluaciones… tú no puedes evitar continuar como docente. Todo lo que ves es una oportunidad para enseñar, para evaluar o para repasar “¡Mira un arcoiris! El ciclo del agua se explica de la siguiente forma…” No puedes evitarlo, en todo ves una oportunidad de enseñanza y, a veces, hasta descubres con ellos cómo explicar ese tema complicado a tus alumnos que tanto tuviste que pensar. ¡Mamá, deja de ser maestra!
Sabes lo que se aproxima
Si eres maestro has visto pasar muchos estudiantes, los has visto en sus momentos más difíciles, las crisis que los acompañaron, sabes lo que experimentan los niños solitarios o lo complicado que es tratar con alumnos con demasiada energía. Y lo sabes, pronto verás a tu hijo en esa etapa, ya sabes cómo se desarrollarán las cosas, eso te provoca un poco de ansiedad, por ti y también por tu pequeño, que eventualmente tendrá que enfrentarse a esos cursos.
No es una experiencia sencilla, pero sin duda es emocionante. Disfruta esa etapa con tus pequeños. ¿Cómo has lidiado con esta experiencia? ¡Cuéntanos!