Ser maestro no se trata de estar en un salón lleno de niños y simplemente hablar durante varias horas, eso no es suficiente para que nuestros alumnos aprendan y conocer a los niños o adolescentes no es algo extra, es algo necesario. Aunque es muy agradable encontrarnos con alumnos atentos, amables y que tienen facilidad para aprender, es posible que pongamos mucha más atención en esos alumnos que son difíciles o que tienen problemas para mantenerse atentos.
¡Pero solo deben ir a la escuela!
Tú lo sabes, aunque los niños normalmente solo deben ir a la escuela y esa es su gran responsabilidad, hay muchos casos en los que no es así. Desde sus problemas en casa hasta experiencias emocionales difíciles, pueden hacer que su paso por la escuela no sea el óptima, pues se convierte en una preocupación más o sencillamente en la que menos importa. Estar consciente de esas dificultades que pueden atravesar nuestros alumnos nos ayudará a encontrar buenas estrategias para apoyarlos, tanto académicamente como emocionalmente.
Diarios secretos
Escribir es una excelente herramienta terapéutica, de hecho todos deberíamos hacerlo más seguido y de forma más consistente. Esta misma herramienta puede servirle a tus alumnos. Propón una dinámica en la que cada alumno lleve un diario secreto, dediquen unos minutos a la semana para escribir sus experiencias y emociones. Asegúrate de resguardarlos y de garantizar la privacidad de lo que escriban en esos diarios. Podrían llegar a compartir alguna entrada de su diario con sus compañeros, pero solamente cuando ellos estén dispuestos y se sientan seguros de hacerlo. Estos diarios les servirán a ellos en un futuro y durante días difíciles, además practicarán su redacción. Solo recuerda que su diario es suyo solamente, leelo cuando ellos así lo deseen, pero no se vale regañarlos por algo que hayan escrito ni acusarlos con sus padres, a menos que su seguridad se vea amenazada, déjalos que se expresen en sus notas.
Ejercicios de respiración
Practica con tus alumnos ejercicios de respiración. Practica, por ejemplo, un ejercicio donde aspiren durante 8 segundos, que mantengan el aire otros ocho y finalmente que lo suelten en ocho segundos también. Así se concentrarán durante unos minutos en su respiración, una técnica eficiente de meditación, que además es muy sencilla. Puedes aumentar gradualmente la duración de estos ejercicios, que sirven para regular las emociones y darle a nuestro cerebro un momento de calma.
Un espacio para pensar
Reserva un rincón en tu salón que sirva a tus alumnos para descansar un momento si es que llegan a sentirse abrumados en clase. Una silla en la esquina más lejana puede ser el espacio que necesitan tus pequeños para respirar. Si tienes alumnos conflictivos o que se ponen ansiosos con facilidad, pídeles que se den unos minutos en ese lugar. Una vez en ese lugar, indícales que hagan una serie de ejercicios de respiración que previamente hayan practicado y déjalos que regulen un poco sus emociones. No es una forma de castigo, la forma como lo expresas es importante, es un espacio para ellos, para que se relajen y cambien su humor.
Acércate a ellos
Hablar con los alumnos que tienen algún tipo de tensión emocional no es nada sencillo, muchas veces están a la defensiva todo el tiempo o sencillamente no escuchan lo que les decimos. Intenta ponerte en contacto con ellos de forma escrita. Estos mensajes pueden releerlos varias veces si es necesario y sentirán que reciben atención personalizada. No es necesario que les digas nada extraordinario, simplemente transmite eso que has intentado decirle varias veces de forma oral sin mucho éxito.
Las emociones importan
Haz un espacio en tu clase para trabajar emociones con tus alumnos, no es necesario que seas un experto en psicología, pero un poco de contexto te ayudará, investiga un poco o busca el apoyo de otros docentes o piscológos en la escuela. Abre unos minutos de tu clase a la expresión emocional, enséñales vocabulario para que describan cómo se sienten y ayúdalos a entender sus emociones. También puedes mostrarles estrategias sobre qué hacer con ellas, como escribir, dibujar o hacer deporte. Recuérdales que las emociones no son malas, así que no necesitan ocultarlas, pero sí controlarlas.
¿Cómo apoyas a tus alumnos cuando percibes circunstancias difíciles para ellos? ¡Cuéntanos!