En todo el mundo, miles de niños y jóvenes se alejaron de las escuelas para cuidar de su salud y la de sus familias. Esto sin duda afectará la educación y no solamente la de este ciclo escolar, lo más probable es que se trate de un efecto a largo plazo que afectará a varias generaciones de diferentes formas. Muchos estudiantes desarrollarán resiliencia, mientras otros, que seguramente ya viven en situaciones de riesgo, no lograrán continuar con sus estudios de la misma forma.
Pero realmente, como docentes, ¿qué podemos hacer y cómo podemos ayudar a estos estudiantes? ¿Qué tanto afectará si hacemos o no hacemos algo?
Sarah Gonser, de Edutopia, nos habla de cómo otras emergencias en diferentes partes del mundo han afectado la educación y qué efecto tienen nuestras acciones en este momento. Aunque esta emergencia es muy particular y ningún otro momento de la historia se compara, si hay otros momentos en los que las escuelas de distintos lugares se han cerrado, como tras huracanes o terremotos, por ejemplo. Y con base en esas experiencias nos dan algunas ideas.
Quizá en este momento y después de tantas semanas de cuarentena, te preguntas si realmente vale la pena intentar que los alumnos aprendan algo este ciclo escolar. El esfuerzo que esto significa puede ser mayúsculo, especialmente si tienes problemas de conectividad o la tecnología no logra llegar a tus alumnos. Esto es muy frustrante y puede ser muy desgastante, pero algo importante que debes saber es que todo ese trabajo sí tiene un efecto sobre los estudiantes.
Así que a pesar de la distancia y la frustración, todo tu esfuerzo es necesario. Sabemos que no se lograrán los objetivos que se tienen planteados para un ciclo escolar común, pero los pequeños avances y, sobre todo, el saber que a la distancia hay un docente que se preocupa por su aprendizaje, tienen un efecto muy importante sobre los estudiantes, que pueden sentirse parte de una comunidad, e interesados por continuar con sus estudios.
Sí, gran parte de la educación depende de la tecnología en este momento. El problema es que no todos los estudiantes cuentan con internet estable o computadoras funcionales, por ello se han creado sistemas por medio de la televisión y el radio con la idea de alcanzar a más alumnos. Esto puede parecer un intento poco útil, pero continúa con el ejemplo anterior, es un esfuerzo por no dejar a nadie atrás y aunque para muchos no significa un gran avance, para otros puede ser la puerta para continuar con su aprendizaje, a pesar de las desventajas. Así que si tienes oportunidad motiva tanto a los alumnos como a sus familias a continuar con el esfuerzo que esto implica, recuérdales que es algo temporal y se trata de no quedarse estancados.
Cuando logremos restablecer las clases, además de los cambios necesarios que deberán hacerse para garantizar la seguridad de todos, es importante que los docentes se preparen para recibir estudiantes que han pasado por una fuerte tensión emocional, encerrados en casa por varias semanas en ambientes hostiles o con problemas económicos y familiares derivados de estas dificultades. Así que como docentes tendremos que prepararnos para apoyar alumnos en procesos de transición emocional, crear vocabularios para identificar sus emociones, regularse y trabajar en su resiliencia.
Si bien esperamos que algunos cambios en la educación se den de forma positiva, también debemos prepararnos y trabajar durante la adversidad. ¿Cómo te ocupas de tus alumnos en estas semanas tan complejas?