Ser docente es una profesión como cualquier otra. Pasan cosas divertidas, a veces hay días monótonos y constantemente hay retos divertidos. Pero también hay cosas de esta profesión que no se parecen en nada a otras. Situaciones raras e incómodas abundan, aquí hicimos una lista de experiencias quizá embarazosas, quizá muy entretenidas… ¿Las reconoces?
Los docentes siempre proyectan mucha seguridad, tanto en si mismos como en el tema que exponen durante la clase. Pero lo que los alumnos no saben es que a veces los profesores también entran en pánico, especialmente cuando algún alumno lanza alguna pregunta extraña y de la que no conoce la respuesta. En ocasiones, hay temas que te cuestan más trabajo y la inseguridad aparece… ”¿Y si hacen preguntas que no puedo responder?” ¡Qué difícil! Claro que siempre se puede investigar y aprender más junto con los alumnos.
Un profe también debe mantenerse serio. Fomentar el control y la disciplina, pero a veces los alumnos hacen comentarios o bromas que nos arrancan una carcajada y no podemos evitarlo. A veces debemos estar en control de nuestras emociones, pero otras podemos reírnos libremente, a menos que ese comentario de nuestro risueño alumno resulte incómodo o poco educado, entonces hay que aguantar la risa.
“Pequeño, no lamas el escritorio” “No te subas a la ventana”... y muchas otras prohibiciones extrañas que hace un maestro en su día a día. Lo mejor es que, aunque esto parezca que ocurre solo en ciertos niveles, no, en secundaria y bachillerato nunca falta esa extraña advertencia que nunca imaginaste hacer.
No solo hay una pregunta incómoda. Hay muchas más. “Maestra ¿usted está casada?” “¿Por qué no tiene hijos?”, “Profe ¿tiene novia?”, “¿Cuántos años tiene?” y si tratas de ser más listo que ellos y les respondes “¿De cuántos me veo?” puede salir peor, porque las respuestas van desde los 10 hasta los 95, según la edad de tus alumnos.
¿Alguna vez te ha tocado una pregunta demasiado incómoda en un mal momento?
Los docentes tienen que ser creativos, pues las situaciones de su día a día lo exigen, finalmente un salón de clases es el lugar en el que más cosas imprevistas ocurren. ¿Alguna vez te ha fallado la bastilla del pantalón o incluso los zapatos a la mitad de un día cualquiera? ¿Cuál es la mejor manera de resolverlo? Con la engrapadora. Y si no, con un poco de cinta adhesiva. ¿Tienes citan doble cara? ¡Mucho mejor!
Con el esfuerzo que a veces requiere tener a los alumnos enganchados a la clase, todos los docentes, de vez en cuando, han tenido que recurrir a técnicas poco… tradicionales. ¿Alguna vez has organizado una dinámica rarísima para que tus alumnos encendieran su interés por la materia? Disfraces del Quijote, rap o canciones para que memoricen algún vocabulario, bailes extraños, tal vez proyectos curiosos… ¿Qué has tenido que hacer para mantener a los alumnos motivados?
¡Cuéntanos cuáles son las situaciones más divertidas, extrañas o inesperadas que has pasado junto a tus alumnos!