En ocasiones, algunos estudiantes que durante su trayectoria escolar han podido sobrellevar la educación básica, cuando llegan a la secundaria o preparatoria el peso de las tareas y múltiples materias evidencia las dificultades que han experimentado previamente, pero que nadie ha notado, por lo que muchos adolescentes con dislexia atraviesan la secundaria o el bachillerato con mucha ansiedad y sin recibir el apoyo necesario.
En ocasiones esto se agrava cuando los adultos damos por hecho que si no han mostrado retos para el aprendizaje previamente entonces sus dificultades se deben a flojera o desidia. Sin embargo es posible que dislexia, discalculia y otras barreras de aprendizaje no se noten previamente. Aquí hay algunos signos que podrían presentar tus alumnos y que podrían ayudarte a trabajar con ellos.
Aunque muchos alumnos tienen dificultades para aprender otras lenguas, un alumno con dislexia que ha transitado más o menos bien por su vida académica puede de pronto descubrir que al enfrentarse a una lengua extranjera experimenta más problemas que sus compañeros. Este puede ser un signo de dislexia al que debemos prestar atención, intenta acercarte al alumno para comprender exactamente cuáles son los problemas que tiene para adquirir esta nueva lengua y cómo los explica, ya que esto podría revelar un problema de dislexia.
Algunas personas con dislexia también tienen problemas de espacialidad, orientación y organización. Si notas que algún estudiante es muy desorganizado y esto afecta sus estudios o si descubres que tiene problemas para orientarse en el espacio, se pierde con facilidad (incluso dentro de la escuela), que confunde izquierda con derecha o que tiene problemas para leer diagramas, tablas y cuadros sinópticos, podrían ser signos de una dislexia. Si tu alumno ya tiene un diagnóstico previo de dislexia esto podría ser algo a tener en cuenta en el salón de clases.
Es probable que un alumno con dislexia tenga muchas dificultades para expresarse de forma oral o escrita, por lo que darle forma a sus dudas, externar sus opiniones, hablar durante las exposiciones o participar en clase sea muy difícil para él o ella. Esto podría verse como falta de preparación, poca motivación o incluso timidez, pero podría ser algo más conceptual el problema. Dale opciones para participar, pedir trabajos más visuales o permitir que se exprese con calma, darle tiempo para entregar tareas y ejercicios y ayudarlo a organizar sus pensamientos podrían serle de mucha utilidad.
Otra materia que podría representar un reto es matemáticas. Quizá en educación básica los problemas a resolver fueron más sencillos y eso ayudo a que un alumno con dislexia pasará desapercibido, pero al ingresar a secundaria los problemas suelen hacerse cada vez más difíciles, además de añadir conceptos algebraicos, signos y letras a las ecuaciones que dificultan la comprensión de los alumnos, así como los problemas expresados en palabras, que se hacen mucho más complejos. Esto podría implicar nuevos retos que un alumno con dislexia podría no saber cómo enfrentar.
Las personas con dislexia suelen tener una mente mucho más visual que verbal, por lo que representar la información de forma gráfica podría ayudarlos mucho, lleva dibujos, trabaja con gráficas y escucha a tus alumnos, cuando ellos expresan cómo viven sus dificultades es más probable que logremos apoyarlos en su desarrollo académico.
Otro recurso que puedes añadir son intervenciones orales, audiolibros, grabaciones de las clases o incluso canciones que ayuden a tu alumno a estudiar, memorizar y comprender mejor los contenidos, seguramente le será más fácil reproducir una clase que tratar de escribir y escucharte al mismo tiempo durante una sesión normal, pues tomar apuntes no siempre es fácil para alguien con dislexia.
¿Has tenido un alumno con dislexia? ¿Cómo ayudaste a tu alumno a superar los retos?