Los regaños de nuestra madre pueden enseñarnos bastante sobre nuestra lengua, aunque no lo creas. Seguro te acuerdas cuando te decía alguna de esta frases: “Te me comes la sopa”, “Te me pones suéter o no sales” o “Te me acuestas ya”. Pues bueno, luego de leer esto, puedes hacerle una llamada y decirle que la quieres mucho, no sin olvidar comentarle que ese me que tanto escuchabas en realidad se trata de un dativo de interés o dativo ético, es decir, el uso de un pronombre personal de objeto indirecto para enfatizar en una orden.
Así, cuando “el niño no te coma la sopa” o “no se te duerma”, ya sabrás que no es exageración, sino una forma de acentuar la acción señalada.
Un dato extra para los clavados: aunque el la flexión de dativo no existe como tal en el español (típica de lenguas como el alemán o el latín), se usa este término de dativo ético para designar al fenómeno, aunque hay algunos estudiosos que prefieren llamarle pronombre de interés.