Tal vez te ha tocado trabajar con algún alumno con un diagnóstico de autismo, Asperger o TEA (Trastorno de Espectro Autista). Si te has enfrentado a esto, seguramente ha sido un gran desafío, pero probablemente has llegado a descubrir que son alumnos maravillosos, tal como todos tus pequeños. Incluso si no tienen un diagnóstico, si alguno de tus alumnos ha sido de los que no se parecen a los otros, quizá, sin saberlo enfrentabas este tema . ¿Cómo lo has hecho?
Lo cierto es que esto podría significar dificultades para ti al interior del salón de clases, pero aquí hay algunas claves que te pueden ayudar.
Primero lo primero
Aún existen muchos mitos y desconocimiento en torno a estos términos, por lo que se presta a mucha confusión, estereotipos y tabúes. Actualmente solo se diagnostica Trastorno de Espectro Autista, por lo que todos aquellos que han sido diagnosticados con asperger o autismo clásico entran en esta definición. No se trata de una enfermedad, no es contagioso y no tiene cura, se trata de una condición que dificulta el desarrollo social de las personas y puede tener implicaciones sensoriales y de aprendizaje, como retrasos en el habla, dificultad para expresar emociones, incomodidad ante los cambios y crisis de sobrecarga sensorial. También suelen tener intereses muy particulares, en los que se concentran mucho. Pero las personas son muy diferentes entre ellas, por eso se ha llamado espectro, porque la definición de esto es muy amplia y ninguna persona se parece a otra.
Es que no presta atención
Puede parecer que los niños en el espectro no prestan atención en las clases, porque no atienden visualmente durante la sesión o no contestan cuando algo se les pregunta, pero es importante entender que su cerebro procesa la información de forma distinta a otros niños, el contacto visual no necesariamente significa que tenemos su atención. También es posible que tengan conductas repetitivas que parecen disruptivas o desafiantes, porque no logran estar quietos o callados, esto es una forma de regulación sensorial y les ayuda a mantenerse concentrados. Es como cuando agitamos la pierna o mordemos un lápiz sin darnos cuenta. Estar informados es un paso esencial para ayudarlos.
¿No debería estar en otra clase?
Quizá por los desafíos puede parecer que necesita ir a un lugar distinto a tomar clases, pero de hecho una escuela regular es lo mejor que le puede pasar a un niño con TEA, y muchas veces también al resto de los alumnos y sus profesores. Esto no representa ninguna deficiencia intelectual ni física (aunque pueden tener dificultad en los deportes), pero sí significa que sus cerebros funcionan diferente al de la mayoría de los otros niños, no menos, diferente. Y de hecho la escuela es el mejor lugar para sobreponerse a las dificultades y sacar partido de sus fortalezas.
¿Rain Man?¿Bill Gates?
Si no estamos familiarizados con el tema, seguramente nuestro conocimiento del autismo proviene de los ejemplos más conocidos, en 1988 Dustin Huffman protagonizó una película llamada Rain Man y durante muchos años esa ha sido la imagen que socialmente prevalece del autismo. En fechas recientes han surgido ejemplos de hombres brillantes con Síndrome de Asperger, por lo que el otro gran estereotipo del autismo es el de una persona torpe para hacer amigos, pero muy brillante, demasiado. Este también es un mito. Lo mejor es llegar a conocer a nuestro alumno, quien seguramente no se parece a ningún otro, tal como los otros niños, tiene una personalidad propia, gustos e intereses particulares.
Las niñas también
Históricamente el autismo se ha diagnosticado más en hombres que en mujeres, por lo que muchas niñas pasan su vida escolar sin saber que lidian con un trastorno de espectro autista, simplemente porque se presenta de forma distinta en mujeres y en hombres, pero las investigaciones apenas lo han descubierto. Es bueno estar atento a todos nuestros alumnos, porque darnos cuenta de esto podría ayudar a nuestra alumna no solamente en nuestra clase, sino en su vida.
¿Cómo lo ayudo?
Enseñar a un niño con autismo no es sencillo, pero lo principal es recordar que al final del día es un alumno como cualquier otro. Estar informados es esencial, por lo que es bueno investigar acerca del tema en fuentes confiables y serias, esto nos ayudará a entenderlo mejor y nos dará herramientas para el día a día.
Tener recursos mucho más visuales para nuestra clase, explicar a detalle lo que ocurrirá en el día, prepararlo ante cambios repentinos y modular un poco los estímulos sensoriales puede cambiar las cosas. Los ruidos, las luces, el contacto físico e incluso los olores pueden ser muy abrumadores para ellos, no importa que a nosotros nos parezcan regulares, suelen ser mucho más sensibles. La comunicación verbal también puede significar un reto enorme para alguien con TEA, por lo que abrir las opciones para comunicarnos con ellos es imprescindible, en momentos de tensión un dibujo, una seña o incluso una nota pueden hacer la diferencia. Darles un momento para procesar nuestras palabras y no exigir respuestas inmediatas es importante, así como escucharlos y observarlos.
¿Alguna vez has tenido un alumno en el espectro autista? ¡Cuéntanos cuál fue tu experiencia!