Todo el mundo sabe que ser maestro no es cualquier cosa, aunque a algunos les parece muy fácil tu trabajo sin tener mucha idea de cuáles son los retos. Si tú les dijeras esos pequeños desafíos que tienes a diario, no se sentirían tan seguros. ¿No es así?
Ir al baño
En cualquier trabajo, común y corriente, el acceso al baño es ilimitado, en el momento en que la necesidad surja las puertas están abiertas, de esa forma es más fácil concentrarse y continuar con las labores diarias. ¿Cierto?
El problema es que el maestro no tiene esa facilidad, por eso cuida cuántos líquidos consume y el horario preciso para hacerlo, ese delicado balance entre mantener la garganta hidratada y la vejiga controlada.
Comer
Todas las personas necesitan un momento para alimentarse, ese momento suele ser un descanso del trabajo y un momento de paz o socialización, pero si eres maestro ese momento en realidad no existe. Comes mientras calificas o mientras te pones al día con otros pendientes, si de casualidad andas en un día tranquilo sales al patio a comer tu almuerzo, pero de un momento a otro te rodean los niños que se quieren sentar contigo y nunca falta el que observa tu comida con detenimiento y deseo.
Silencio y descanso
En casi todos los trabajos es fácil darse un descanso de las conversaciones y el ruido del lugar, con un par de audífonos es suficiente para aislarse del ruido y relajarse un poco, al menos para concentrarse en la tarea que se tiene al frente. Los maestros en cambio, lidian con el ruido y se convierten en domadores de la contaminación auditiva y no es que los niños estén en caos todo el día, simplemente es imposible escapar del sonido de las sillas, por ejemplo, de los susurros, del papel, de los lápices que se caen. No paran, no se detienen.
Actividad física
En la actualidad muchos trabajos mantienen a la gente en un estado de sedentarismo absoluto. La gente necesita tomarse momentos de ejercicio a diario para mantenerse saludables, en cambio los maestros no logran sentarse ni un momento. Todo el día de pie, todo el día apurado detrás de los alumnos, llevar y traer cuadernos, correr a la dirección o cuidar a los niños durante el receso. ¡Una pausa por favor!
Tomar un café
Un café. Solamente es un café. Casi todos los trabajos brindan la oportunidad de degustar un rico café en algún momento del día, en el escritorio y junto a la computadora, pero no, el maestro no tiene ese privilegio. Puede llevar su termo y pretender tomarse un café durante el día, pero al final estará frío y será muy difícil degustarlo como te gustaría. ¿Extrañas esos cafés?
El horario de trabajo
Todos creen que tu horario es maravilloso, sales temprano y te queda todo el día por delante, además tienes fines de semana, vacaciones, ah una maravilla. ¿No?
Sí, claro, cuando no llevas tareas y exámenes a casa para evaluarlos o te quedas en la escuela durante horas para juntas con el personal, decorar según las fechas, en juntas con los papás o simplemente para planear tus clases. Ni hablar de todo el papeleo. No, esos días libres que la gente ve tú no los encuentras.
¡Hacer la diferencia!
Sí, ser maestro presenta dificultades diarias, en realidad es muy difícil y no es como cualquier trabajo, pero pocas profesiones tienen la posibilidad que tú tienes. Tu trabajo deja huella en tus alumnos. Sin duda alguna. Por eso y más, a pesar de las dificultades, ser maestro es lo mejor del mundo.
Por eso y más, tu trabajo destaca entre todos los trabajos. ¿Qué otras diferencias ves entre tu trabajo y el de otras personas? ¡Cuéntanos!