Que los alumnos participen en el salón de clases no es solamente un afán de hacerlos hablar, es importante para saber qué han aprendido y cómo podemos ayudarlos a eliminar dudas. Por ello es muy frustrante, como docente, cuando nos encontramos con alumnos que, ante las preguntas que hacemos, responden invariablemente con un “no sé”.
Sabes, como profe, que un “no sé” puede significar muchas cosas, desde un “creo que lo sé, pero no quiero arriesgarme y estar equivocado” hasta un “no me importa lo que está pasando en el salón”. En cualquier caso es necesario abrir esa respuesta para que la comunicación entre docente y alumno fluya y logre su cometido. Por eso reunimos algunas ideas para trabajar en esos momentos.
Algunos alumnos dicen “no sé” como una solución sencilla con la que evitan el riesgo de equivocarse, por ello es muy importante que en tu aula equivocarse no sea una razón para sentirse avergonzado, sino una oportunidad de aprender más. Ese es un trabajo que te beneficiará en muchos aspectos, porque tendrás alumnos menos temerosos a exponerse y arriesgarse, seguramente serán más creativos, se sentirán emocionados por la clase e incluso responderán menos con “no sé”.
En ocasiones, que un alumno conteste que no sabe es porque en realidad está perdido en el tema, en cuyo caso es una gran oportunidad de repasar con ellos y evaluar si el grupo en general se siente igual a él. En esos momentos, una dinámica en la que en parejas expongan lo que saben del tema les ayudará a visualizar qué saben y hasta dónde están las dudas. A ti, como profe, te dará la oportunidad de escuchar sus conversaciones y darte una idea del panorama general.
Otra estrategia es ampliar las posibilidades. Si a una pregunta específica, los alumnos responden que no saben no significa que no sepan nada, por lo que sin congelar la respuesta ni cambiar de participante, es posible replantear la pregunta, hacerla un poco más general y ayudar a que el alumno encamine su respuesta a partir de las cosas que sí sabe o permitirle exponer aquellos datos que sí conoce.
Hay algunos alumnos que son tímidos o sencillamente introvertidos, por lo que al momento de participar, invariablemente responderán con un “no sé” que saben que los quitará de la luz pública. Por eso es importante abrir espacios distintos para que todos puedan demostrar sus conocimientos sin sentirse vulnerables. Haz repasos orales, pero también escritos, permite dinámicas en las que respondan a través de tarjetas, por ejemplo, muchas veces la oportunidad de escribir lo que piensan los hace sentir más seguros.
Si el problema ocurre con más de un alumno o es una generalidad en el grupo, tal vez se deba a otras razones, desde apatía hasta algunos huecos en la información que no necesariamente se deben a tu clase. Si de pronto hay momentos en los que te dices “esto ya deberían saberlo”, no regañes a tus alumnos, ni culpes a sus maestros, pues no es el momento para hacerlo, lo mejor es ayudarlos a llenar esos huecos de información y lograr que aprendan algo nuevo. No desesperes, es importante cumplir los programas, pero también es importante que tus alumnos aprendan.
¿Qué haces cuando te encuentras con un “no sé”? ¡Cuéntanos qué estrategias usas en esas situaciones!