Ser maestro es un trabajo muy estresante, no solamente por las presiones normales de cualquier trabajo, cumplir con ciertos requerimientos, cuidar y preocuparte por tus estudiantes, evaluarlos, conversar con sus padres y estar al día con el currículo diario puede ser muy complicado, sin contar lo desgastante que llega a ser emocionalmente.
Pero así como te preocupas por tus alumnos, es muy importante que cuides de tí mismo, de lo contrario no podrás trabajar tranquilamente y poco a poco las presiones podrían llevarte a un cansancio crónico muy difícil de tratar. ¡No te preocupes! Por eso aquí te hacemos una pequeña lista de actividades sencillas que puedes hacer diariamente y que no te quitarán mucho tiempo. Por si esa es una preocupación.
Antes de entrar al aula
Si tienes unos minutos en tu aula vacía o en la sala de maestros, tómate cinco minutos (o dos, si de verdad estás muy ocupado) para estirar tus músculos y hacer respiraciones profundas. Durante los minutos que designes para ti, date la oportunidad de concentrarte solamente en tu respiración o haz algunos estiramientos sencillos.
Durante el día
Ten a la mano algunos elementos que te puedan ayudar a mantenerte aterrizado, con energía y quizá que te ayuden a subir tu azúcar. Pon en tu escritorio algunas semillas como nueces o almendras y toma alguna cuando pases por tu escritorio, también funciona con dulces o chocolates si es que tu salud te lo permite. Puedes probar algún elemento como una pelota anti estrés o pequeñas notas que te suban el ánimo escondidas entre tus pendientes. Esos pequeños detalles te ayudarán a no perder la motivación y a permanecer enfocado.
Tras un día difícil
Si has tenido un día muy estresante, date la oportunidad de hacer algo que te relaje y que hagas porque necesitas relajarte, no por ninguna otra razón. ¿Te gusta cantar? Canta un poco y a todo pulmón al regresar a casa. ¿Te gusta cocinar? Ese día date la oportunidad de probar una receta sin temor a equivocarte. Encuentra un hobbie que te haga sentir bien y que no agregue presión a tu día a día, si las obligaciones de casa se interponen, incluye a tu familia en ese pequeño pasatiempo y déjalos que se relajen también, no todo saldrá perfecto, pero tendrán unos minutos para divertirse.
Mantente activo
Hacer ejercicio es vital, pero a veces no se tiene el tiempo para hacerlo constantemente. Agrégalo a tu rutina en momentos pequeños, pero significativos. Camina a casa unas cuadras antes, sal a correr 15 minutos en la mañana o salta la cuerda durante diez minutos a diario. Poco a poco podrás aumentar el tiempo que le dedicas a la actividad física y tu salud mejorará.
Aprecia los pequeños detalles
A veces la parte fea del día a día nos hace difícil encontrar la parte bella de nuestra rutina, pero con un cambio de enfoque es posible hacer la diferencia. ¡Proponte un reto! Anota en tu agenda, diariamente, algo bueno que haya ocurrido en el día, puede ser tan simple como enocntrarse una moneda o el logro de tu estudiante más travieso. Si escribir no es lo tuyo, toma una foto con tu teléfono, elige un objeto, un paisaje, una hora en la que el cielo se ve especialmente bonito. Si te planteas este reto, seguramente estarás más abierto y despierto a detalles que de otro modo pasarías por alto.
Cuidar de uno mismo es diferente para cada quien, por lo que las acciones que hagas para sentirte mejor dependerán de tus gustos y de tu personalidad, pero se trata simplemente de abrir espacios, por pequeños que sean, para concentrarnos en nosotros mismos, en nuestras emociones y en nuestras necesidades. ¡Así tus alumno tendrán siempre a un profe dispuesto y más feliz!