Cuando un niño de la escuela o del salón de clases resalta entre sus compañeros por las razones que muchos consideran equivocadas, la situación puede ponerse complicada, no solo por ese alumno que seguramente pasa por un momento difícil, sino porque muchos papás comenzarán a desfilar frente a tu escritorio y quizá incluso el del director, pues se mostrarán preocupados por la influencia que ese alumno pueda tener en la educación de sus hijos.
Inevitablemente ese alumno se dará cuenta del rechazo que vive y sabrá que los padres, los maestros y sus compañeros lo ven como alguien a quien no deben tocar. Seamos honestos, eso aumenta cualquier carga de estrés y probablemente activa una conducta cada vez más desafiante. La presión por parte de los papás puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza y ayudar al alumno será cada vez más complicado.
¿Por qué?
El primer paso para lidiar con esta situación es estar muy consciente de cuál es la razón que ha llevado a la gente a tomar esa actitud con el alumno. Es importante siempre entender que los padres se preocupan por el bienestar de sus hijos y quienes no han vivido una situación similar pocas veces podrán comprender al otro, pero nosotros siempre debemos esforzarnos por comprender las razones detrás de su actitud.
¿Es académica la preocupación? ¿Es por razones de seguridad? ¿Es porque desconocen información importante? Esas respuestas nos ayudarán para abordarlo con ellos, llegado el momento.
Sensibilización
Hacerles saber a los padres lo que ocurre, por simples razones de privacidad, no es siempre la mejor opción, pero sí es posible construir un sentido de comunidad entre los padres y los alumnos de la escuela, para que en lugar de juzgar o rechazar a quien se comporta de forma distinta, puedan comprenderlo mejor, apoyarlo, trabajar en equipo y mejorar día a día. Tener siempre a la mano información sobre los retos que enfrentan los niños a esa edad y las distintas razones por las que podría comportarse de cierta manera es importante para esas conversaciones con los padres.
Y mi hijo, ¿cuándo?
En muchos casos la preocupación es académica, pues si un niño ha requerido más tiempo para llegar a la par de sus compañeros, los papás comenzarán a preocuparse por las horas que no se han dedicado a avanzar en el temario. En ese caso es importante mantener las pláticas centradas en sus propios hijos y evitar comparaciones, lo importante finalmente, para los papás, es sentir que su hijo también es observado y atendido según sus propios retos.
Entre alumnos
Entre los alumnos también es muy importante generar comprensión y fraternidad, jornadas de sensibilización en toda la escuela (sin necesidad de mencionar nombres) podrían ser útiles, mientras que en el salón de clases tener alguna señal no verbal con los alumnos ayudará a identificar momentos de riesgo o tensión, tanto para el alumno “problemático”, como para sus compañeros. Inspirar trabajo en equipo, apoyo y comprensión probablemente sean la mejor manera de abordarlo.
La mejor táctica siempre es encontrar un sentido de comunidad al interior de la escuela, más allá de las dificultades de cada quien, pues así todos los miembros sabrán que pueden contar con el otro a pesar de las dificultades. Darle a todos la seguridad de que encontrarán comprensión y que no serán juzgados sin conocer las razones que hay detrás de lo que ocurre.
¿Te has enfrentado a una situación así? ¿Cómo la abordaste? ¡Cuéntanos en los comentarios!