Aunque, como profes, tener muchos alumnos tan diferentes entre sí puede ser un reto enorme, la diversidad en el salón de clases es necesaria para el desarrollo de nuestros alumnos, pues esto ayudará a que tengan una noción de la sociedad mucho más inclusiva y respetuosa.
Y aunque sea complejo, tener un aula en la que todos nuestros alumnos aprovechen sus capacidades, se desarrollen y aprendan puede ser más fácil de lo que nos parece.
Cuida que en el espacio en que impartes tus clases ningún alumno esté limitado para moverse, interactuar con otros, comunicarse o llevar a cabo sus actividades, esto quiere decir que observes si todos pueden moverse libremente por el espacio, cuidar que no haya obstáculos si hay algún niño en silla de ruedas o con alguna dificultad de movimiento, que existan las herramientas para que niños con problemas de lenguaje o sordos puedan comunicarse con sus compañeros y contigo, que los recursos y las instrucciones se den de forma oral, escrita y visual para que la comunicación fluya entre todos.
Ayuda a sensibilizar a todos los alumnos en las diferencias entre tus alumnos, pero también en las coincidencias, así como en las habilidades que cada uno posee. Si, tener el tema de la discapacidad sobre la mesa y hablarlo abiertamente pemitirá que tus alumnos rompan con los prejuicios y estigmas que muchas veces traemos desde casa. Y para evitar que esas diferencias se conviertan en barreras también es importante que conozcamos nuestras coincidencias, reconocer que somos iguales en muchos aspectos aunque diferentes en otros.
Evita el uso de eufemismos que en ocasiones repiten los mitos o aumentan la distancia entre compañeros, “niños especiales”, “angelitos”, “estar enfermito”. Es mejor usar los términos correctos, como persona con discapacidad.
Incentiva la convivencia entre todos tus alumnos, sin importar sus diferencias. Evita a toda costa que un alumno no verbal se aísle de sus compañeros o que una silla de ruedas impida que jueguen todos juntos. Busca actividades en las que todos puedan participar y adapta un poco las comunicaciones.
Ajusta tus expectativas y las dinámicas en clase para que todos participen, aunque sea a su propio ritmo. Puede parecer un trabajo exhaustivo tener que preparar diferentes dinámicas, pero en ocasiones algunos ajustes razonables harán la diferencia, por ejemplo, si tienes un alumno que tarda un poco más en ordenar sus ideas para participar dale la oportunidad de prepararse de antemano. Igualmente en las evaluaciones, comprende sus dificultades y abre las posibilidades para evaluarlo, por ejemplo, si tienes un alumno que le cuesta leer haz espacio para las evaluaciones orales.
Ten a mano recursos y herramientas para dar instrucciones, explicar tus clases, hablar con tus alumnos y exponer tus ideas. Muchas veces la comunicación oral falla para algunos, por lo que dar tus instrucciones por diferentes medios podría ayudar a algún alumno con problemas de función ejecutiva o de procesamiento auditivo, las imágenes suelen ser un gran recurso.
Crea calendarios y horarios para que todos tus alumnos sepan de antemano qué esperar durante la clase, así como en los días subsecuentes. Esto ayuda a reducir la ansiedad, el temor a lo desconocido y a estar preparados para los retos que se presentarán. Además, procura mantener abierto el canal de comunicación, pues permitirá que si algún alumno no está seguro sobre alguna actividad haga preguntas o investigue al respecto, así se sentirá preparado.
Investiga más sobre la diversidad en tus alumnos, muchas veces cuando no sabemos cómo actuar, conocer más a fondo las razones de una dificultad o de una conducta nos servirán para ayudar y manejar la situación, además podría ser de mucha ayuda que conozcas un poco más en lo personal a tus alumnos, no olvides que más allá de su condición son niños o jóvenes como cualquier otro.
¿Has tenido alumnos en tu salón de clases con alguna discapacidad o dificultad para el aprendizaje? ¡Cuéntanos cómo trabajaste con ellos!