Que los estudiantes falten a la escuela es lo más frustrante que le puede ocurrir a un docente, pues sin importar todas las tácticas y estrategias que ponga en marcha durante las clases, acompañar y ayudar a un alumno para que se desarrolle en la escuela será prácticamente imposible, no por las capacidades del alumno ni las del propio docente sino porque no se puede trabajar con quién no está ahí.
Puede parecer que una falta de vez en cuando no representa mucho problema y es verdad, pero con frecuencia “unas cuantas faltas” se convierten fácilmente en ausentismo. Algunas asociaciones consideran ausentismo crónico si un estudiante falta dos veces a clases por mes o al acumular un 10% de ausencia en un ciclo escolar.
Este simple número podría impactar en el desarrollo académico de todos los estudiantes y en el caso de los más jóvenes, que en muchas ocasiones los padres consideran “menos importante” su presencia en la escuela, puede significar un futuro académico más complejo.
Aunque durante esta etapa muchos padres dejan que sus hijos falten a la escuela con más frecuencia, es una de las más importantes para el futuro de los estudiantes, pues en esta etapa donde se afianzan algunas de las habilidades y se ha demostrado que los niños que más se ausentan más tarde presentan un déficit en su habilidad lectora. Lo cual creará una brecha difícil de acortar con el tiempo.
Sin importar el grado escolar poner en marcha estrategias que eviten el ausentismo o que lo prevengan es muy importante. En todos los casos, trabajar de cerca con padres de familia y tutores es esencial, pues son ellos quienes fomentan la asistencia o ausencia, sobretodo en los primeros años. Por ello crear una comunidad educativa, en la que cada miembro suponga un elemento esencial es muy importante, esto ayudará a que los padres de familia sientan su responsabilidad, mientras los alumnos se integran a esta comunidad.
Idealmente la comunidad se formará entre autoridades, docentes, alumnos y padres de familia, pero desde tu propio salón puedes construir este sentimiento, al integrar a todos, con diversos roles, en las actividades diarias. Involucra a los padres de familia en el desarrollo de sus hijos para que puedan ver el progreso de sus pequeños, hazlos sentir parte de este proceso, escúchalos y conoce sus necesidades.
A pesar de la importancia de los padres y sin importar el grado que impartas, hacer sentir a los alumnos como parte de esa comunidad, que integran un espacio seguro y estable, que se preocupa por su bienestar y en el que se sienten estimulados para su aprendizaje es la clave para que evitemos el ausentismo.
Son los alumnos quienes necesitan sentir a responsabilidad y la importancia de asistir a clases diariamente, algo mucho más obvio entre más grandes son, pero que siempre puede estimular a los propios padres a reconocer la importancia de su asistencia a clases.
Las estrategias planteadas son importantes para prevenir el ausentismo, pero si ya estamos ante esta situación puede que se requiera otro tipo de acercamiento. Resolver esta cuestión puede ser muy complicado, pero sí podemos darle una mirada distinta. En este caso se hace necesario buscar las razones del estudiante y analizar la situación, así como los puntos en común con otros estudiantes. Conocer las razones por las que no llega a la escuela, qué ocurre al interior del salón de clases y qué ocurre en su proceso de aprendizaje será más sencillo encontrar estrategias para abordar el problema.
¿Has tenido un problema de ausentismo en la escuela? ¿Cómo has hecho para abordar el tema?