Aunque los salones de clases suelen verse como lugares en los que debe prevalecer el orden y el silencio para facilitar la concentración, el aprendizaje y la disciplina, la realidad es que si queremos que la clase sea activa, dinámica y realmente interesante también debemos admitir ruido y movimiento.
Y nada incentiva el aprendizaje como el uso de las artes. Por ello, la música es uno de los recursos que más posibilidades ofrecen, pues para incluirlo en el aula no es necesario tener un entrenamiento musical. Su simple presencia trae grandes beneficios a los alumnos. ¡Aquí hay algunas sugerencias sobre como usarla en tu salón de clases!
La música clásica suele verse como música aburrida o reservada para los más conocedores, sin embargo es una buena herramienta para concentrarnos, para relajarnos o simplemente para disfrutar. Aunque tú no seas un conocedor de la música clásica o, más aún, si eres fanático, es posible llevar un poco de los clásicos a tu salón de clases. Puedes seleccionar músicos importantes de la historia para explorarlos a lo largo del curso y junto con tus alumnos descubrir un poco más sobre ellos.
Escuchar alguna melodía a la semana y darse a la tarea de investigar al compositor, su importancia en la historia musical, ahondar un poco sobre su obra y escucharlo con atención puede formar parte de una sesión regular de tu clase. No es necesario que tú seas un experto, por el contrario, es una actividad que puedes comenzar junto a tus alumnos y en compañía de los estudiantes descubrir más sobre el mundo de la música.
A veces en el día tenemos transiciones entre actividades que pueden resultar en desorden y en mucho tiempo invertido. Pero utilizar un poco de música levantará el ánimo entre tus estudiantes, les ayudará a relajarse y a descansar un poco la mente, mientras les ayudas a hacer transiciones más rápidas y ordenadas.
Escoge una canción para cuando tus alumnos entren al salón de clases o para cuando cambien de actividad, así tendrás un cronómetro al que se habituarán poco a poco, pues hará muy concreto el tiempo que tardan en estar en sus lugares o cambiar de material. Escoge canciones divertidas o rítmicas para las transiciones más rápidas o canciones tranquilas si lo que requieres es que bajen el ritmo. Un excelente descanso mental, que agrega movimiento del cuerpo y diversión al salón de clases.
Sin importar la materia que impartas o el grado que enseñes puedes agregar un poco de música para despertar la curiosidad o el interés de tus alumnos en ciertas lecciones. Existen canciones sobre prácticamente cualquier tema, así que busca de vez en cuando canciones que se relacionen con tu contenido para enganchar a tus alumnos, entre más pegajosas será mejor. Además son un gran pretexto para aprender sobre el contexto de los compositores, analizar las letras o memorizar datos. No limites tu imaginación ni las posibilidades de tu programa, seguramente podrás encontrar algo que se relacione con tu materia y esto te ayudará a tener estudiantes felices.
Para los momentos de trabajo en silencio dentro del salón de clases nada como una banda sonora que nos ayude a estar relajados y concentrados. Esos momentos en los que tus alumnos leen o resuelven ejercicios por su cuenta pueden ser momentos perfectos para poner un poco de música que ayude a tus alumnos y los haga sentirse tranquilos. ¿Qué tipo de música crees que será la más apropiada?
¿Ocupas música en tu salón de clases? ¿Cómo la agregas a tus actividades diarias?